Con la IA, Microsoft se ha vuelto a empeñar en que hablemos con nuestro ordenador: la experiencia dice que no nos apetece

Te levantas por la mañana, vas al trabajo y te sientas delante del ordenador, pero lo primero que haces no es coger el ratón y el teclado, sino decir «Hey, Copilot». ¿Te lo imaginas? Yo tampoco del todo, pero esa es la clara obsesión de Microsoft: la de lograr que hablemos con nuestro PC en lugar de usar los periféricos de toda la vida. Esa visión futurista es llamativa, pero se enfrenta a varios retos enormes.

Qué recuerdos. Lo de Microsoft y otras tecnológicas con su intención de que hablemos con las máquinas viene de lejos. La primera generación de asistentes de voz precisamente perseguía ese objetivo. Ahí vimos cómo Alexa, Google Assistant y por supuesto Cortana trataron de hacernos hablar mucho más con nuestros dispositivos. No estábamos preparados para hablar con las máquinas. Su éxito fue más bien escaso, y hasta el propio Nadella admitió en 2023 que por ejemplo aquellos altavoces «inteligentes» eran «más tontos que una piedra».  

Cortana lo intentó. La empresa de Redmond intentó desde luego que Cortana tuviera éxito. Lo ofreció  tanto en Windows 10 como en Android e iOS… e incluso el tristemente desaparecido Windows Phone. Con el tiempo la empresa se dio cuenta de que aquel asistente no cuajaba, y fue matándolo poco a poco. El lanzamiento de ChatGPT fue aprovechado por Microsoft para plantear su nuevo asistente potenciado por la IA y matar definitivamente a su primer asistente: Copilot quiere ser lo que Cortana jamás pudo ser. 

¿Quién ha pedido esto? Con ese «Hey, Copilot» está pasando lo mismo que con Cortana: ¿alguien le pidió a Microsoft que integrara un asistente de voz en Windows? Los asistentes de voz de aquella primera generación quedaron relegados a un uso residual, y Amazon sufrió dicho problema en sus propias carnes. Apostó miles de millones de dólares a que los Echo se convertirían en dispositivos con los que no pararíamos de hablar, pero la mayoría de la gente simplemente los usaba para poner temporizadores y música

La IA promete ir mucho más allá. Pero en primavera de 2024 vivimos un momento esperanzador para este tipo de tecnología. OpenAI lanzó GPT-4o y demostró que las conversaciones naturales con un móvil no solo eran posibles, sino que además eran muy potentes. La IA podía ser nuestra confidente y compañera —con polémica incluida— o nuestra profesora particular, y como luego quisieron demostrar otros, también podía hacer cosas por nosotros con tan solo hablar con ella. Que se lo digan a los vibe coders.

Pero nos sigue costando hablar con el PC. Desde entonces ciertamente parece que nos hemos ido acostumbrando algo más a hablar con nuestro smartphone, pero la cosa parece ser distinta en el PC. Las estadísticas reflejan que el 77% de los jóvenes usan la voz en su smartphone, mientras que en el PC solo lo hacen solo el 38% de ellos. 

«Pero es que en el PC me escuchan todos». Hay también un componente sociológico en ese uso de la voz en el PC. El móvil es más íntimo y personal, mientras que el PC lo usamos a menudo en un escenario estático en el que hay gente alrededor que puede captar lo que decimos. Además, en el contexto físico las normas tácitas de convivencia —no molestar, no invadir el espacio acústico ajeno— pesan más que la promesa de la comodidad. 

Y luego está la desconfianza. A Microsoft tampoco le ayuda su historial reciente, sobre todo con Recall (Recuerdos), esa opción que parecía realmente llamativa e ingeniosa pero acabó siendo retrasada por generar una gran polémica respecto a la privacidad. El lanzamiento de las nuevas opciones de Windows 11, con el «Hey, Copilot» como gran protagonista, no parecen haber sido recibidas con demasiado entusiasmo, y el tono por ejemplo de los comentarios de este largo hilo de discusión es de escepticismo.

Los rivales se centran en móviles y altavoces, no en el PC. Lo cierto es que la adopción de la voz como forma de interaccionar con nuestros dispositivos no parece estar siendo especialmente viral. El errático lanzamiento de Alexa+ no parece estar aportando grandes ventajas, Apple sigue haciéndose esperar con su versión renovada de Siri, y solo Google ha dado un paso al frente con Gemini, aunque no de forma clara en el escritorio. Lo de hablar con las máquinas funciona, pero no tanto en el PC como en el móvil.

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Un triunfo para la accesibilidad. Donde sí hay un escenario claro de uso para esta tecnología es en el área de la accesibilidad. Para usuarios con movilidad reducida, la posibilidad de dictar o controlar el equipo con la voz puede ser transformadora. Esa necesidad es concreta y está bien definida, no obstante: no justifica un rediseño general de la interacción ni una campaña de marketing que intente que todos hablemos con el ordenador.

La voz debe solucionar cosas, no ser un truco de feria. El verdadero desafío de Microsoft no es técnico —la tecnología está ahí—, sino humano. La empresa debe convencer a la gente de que hablarle al PC tiene sentido. Para ello debe abordar tres frentes: la privacidad, el contexto social —que no te importe hablarle a tu PC— y por supuesto, que dicha interacción tenga utilidad práctica y funcione. Ahí entran por ejemplo las Copilot Actions, que tendrán que demostrar —como todo lo demás— que aquí Microft va por el camino adecuado. De lo contrario, el «Hey, Copilot» podría convertirse en la nueva Cortana. 

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Con la IA, Microsoft se ha vuelto a empeñar en que hablemos con nuestro ordenador: la experiencia dice que no nos apetece

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por
Javier Pastor

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