El exsubsecretario del Tesoro para el Financiamiento del Terrorismo y Delitos Financieros de Estados Unidos, Marshall Billingslea, denunció en el Senado que el Hezbollah ha «consolidado operaciones de tráfico de drogas y lavado de dinero en América Latina, con Venezuela emergiendo como un centro estratégico».

Por Ariana Moreno Pineda/El Cooperante

Durante su testimonio ante el Caucus del Senado de Estados Unidos sobre Control Internacional de Narcóticos, Billingslea explicó que, «aunque la infraestructura financiera de Hezbollah en el Líbano ha sido golpeada y sus principales líderes afectados, sus redes en América Latina se mantienen activas».

Aseguró que la organización terrorista libanesa «ha operado en la región desde los atentados en Argentina en 1992 y 1994, construyendo células en países como Colombia, Paraguay y Brasil, donde se ha involucrado en el comercio minorista, lavado de dinero y tráfico de drogas».

Asimismo, señaló que en Colombia, el Hezbollah habría establecido vínculos con la Oficina de Envigado y las FARC, intercambiando drogas por armas, mientras que en Paraguay y Brasil la organización utilizó centros comerciales y redes familiares para el lavado de dinero. Billingslea estimó que hasta un tercio de los fondos de Hezbollah podrían provenir actualmente de América del Sur, alcanzando cerca de 200 millones de dólares al año.

El ex funcionario también destacó el papel de Venezuela como «refugio y base de operaciones para Hezbollah», señalando que «bajo los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, el grupo ha tenido acceso a pasaportes y documentos de ciudadanía, así como sitios de entrenamiento paramilitar, especialmente en el estado de Zulia y la isla de Margarita».

Dijo que entre 2010 y 2019, «funcionarios venezolanos habrían otorgado más de 10,400 pasaportes a ciudadanos de Líbano, Siria e Irán, cifra que podría superar los 20,000 en la actualidad».

Billingslea advirtió que, debido a la destrucción de la infraestructura de Hezbollah en el Líbano y la presión sobre Irán, el grupo «podría intensificar su participación en el narcotráfico en América Latina, con Venezuela actuando como refugio seguro para operativos del grupo».

El funcionario concluyó que la «combinación de tráfico de drogas, redes financieras y apoyo estatal en Venezuela convierte al país en un actor central en el financiamiento del terrorismo internacional en la región».

 

 

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