La guerra por el Internet satelital ha terminado, y Starlink ha ganado por KO técnico. Los operadores tradicionales que dependen de satélites geoestacionario no solo no pueden competir, sino que están viendo cómo su base de clientes se desmorona. Y lo que la compañía planea desbloquear con Starship no deja lugar a dudas: la compañía de Elon Musk ya no mira a sus antiguos rivales. Su nuevo objetivo es la banda ancha terrestre, incluida la fibra óptica.

La vieja guardia, borrada del mapa. Los datos de Ookla son demoledores. Con su megaconstelación de satélites a 550 km sobre la Tierra, la conexión de Starlink no solo es dos veces más rápida que la de HughesNet o Viasat, sino que ofrece una latencia media de 45 ms, mientras que sus competidores de la órbita geoestacionaria se mueven en el rango de los 680 ms.

El mercado ha respondido en consecuencia. A medida que Starlink superaba los seis millones de clientes en todo el mundo, HughesNet perdía un 29% de sus suscriptores y Viasat se desplomaba casi un 68%. No pueden competir con la verticalidad de SpaceX, que para colmo es la única empresa del mundo que aterriza y relanza rutinariamente sus cohetes.

Satélites como churros. Gracias a su apuesta por el aterrizaje propulsivo y el desarrollo interno de los satélites Starlink, el cohete Falcon 9 ha alcanzado una cadencia de lanzamientos sin precedentes en la historia de la industria espacial. La compañía empezó a desplegar Starlink en 2019 y acaba de superar la barrera de los 10.000 satélites lanzados.

Aunque los primeros modelos ya han reentrado en la atmósfera, la constelación activa roza los 8.700 satélites en órbita. Por ponerlo en perspectiva: los satélites Starlink representan ya el 65% de todos los satélites activos que orbitan la Tierra. Hay más satélites Starlink que todo lo demás junto.

No se van a quedar ahí. SpaceX no solo tiene la tecnología para ofrecer una conectividad estable y global de Internet satelital de baja latencia: tiene el músculo financiero para llevarla a otro nivel.

Un análisis de TMF Associates compara los ingresos de Starlink con los del resto de la industria combinada. Para seguir creciendo a este ritmo, Starlink necesita expandir el mercado más allá de los usuarios tradicionales de satélite.

Su objetivo ya no es solo conectar zonas rurales: es convencer al usuario urbano o suburbano de que su servicio es una alternativa viable a la fibra o el cable. La compañía ha desplegado un servicio paralelo de conexión Direct to Cell para conectarse directamente a móviles LTE, y ha realizado un movimiento histórico para adquirir espectro radioeléctrico, arrinconando a competidores como AST SpaceMobile.

Starship es la clave. Los actuales satélites v2 mini son «mini» porque están limitados por el tamaño del cohete Falcon 9. La verdadera revolución vendrá con los satélites V3, diseñados para ser desplegados por el gigantesco cohete Starship. Según la propia SpaceX, estos satélites V3 más grandes serán los que lleven «conectividad de gigabits» a los usuarios.

Cada lanzamiento de Starship añadirá 60 terabits por segundo de capacidad de descarga a la red, lo que supone «más de 20 veces la capacidad añadida con cada lanzamiento de V2 Mini en un Falcon 9», dice SpaceX. Si Starship se hace realidad, no habrá nada que se entrometa entre Starlink y su objetivo de conectarlo todo.

Imagen | SpaceX

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