“Sólo los idiotas beben cerveza sin alcohol”. Esa era la reflexión con la que un joven alemán llamado Louis Shirmer respondía a The Washington Post sobre el estado de la cerveza sin en su país. Si pensamos en cerveza, es irremediable pensar en Alemania. Es uno de los países en los que más cerveza se consume, pero de unos años a esta parte, algo está cambiando: Europa, se está convirtiendo en tierra de cerveza sin alcohol.

Y el nuevo ‘oro líquido’ de las cerveceras también está conquistando Alemania.

Tendencia. Lo hemos contado en varias ocasiones: el mercado de la cerveza sin alcohol está experimentando un crecimiento considerable. Tanto que está transformando la industria global y lo que hace una década era considerado como un producto marginal, con apenas unas pocas opciones, se ha convertido en un segmento que está despuntando.

Las cervezas sin alcohol (las 0,0, sobre todo) son más abundantes, pero además hay muchas compañías que se han puesto las pilas con el sabor. En algunos países, es un segmento con un crecimiento anual del 20% y ya hay estimaciones de que será un mercado de casi 44.000 millones de dólares para 2035. Lejos de la cerveza tradicional, pero sin duda una buena cantidad de dinero.

Más allá de la moda. El cambio generacional es algo que influye. Las encuestas apuntan a una mayoría de consumidores ‘millennials’ y de Generación Z que eligen o elegirían una versión sin alcohol de su cerveza favorita, algo que responde a estilos de vida conocidos como “sober curious” (sobrios por curiosidad) o al estilo de vida “damp” (no abstinencia, sino moderación). A todo hay que poner un nombre en inglés. También puede responder a una mayor concienciación sobre la salud.

Según la Organización Mundial de la Salud, el alcohol causa más de tres millones de muertes anuales, un 5,3% del total, pero al margen de esto, esa mencionada mejora del sabor permite que se elijan las versiones 0,0 de una bebida que, como el café, es algo social. Las estadísticas confirman, en definitiva, que el alcohol en general está menos presente en el día a día (aunque depende de la edad).

Qué hace la industria. El propio Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha señalado en uno de sus últimos informes de consumo que es algo que se encuentra de capa caída, y las cerveceras han hecho lo que deben: tratar que el consumidor no escape de su producto. Si beben menos alcohol, hay que invertir más en crear versiones 0,0, y ahí tenemos compañías como Heineken, uno de los gigantes del sector, realizando inversiones millonarias en su marca Heineken 0,0.

AB InBev es otro de los gigantes del sector cervecero, con Budweiser como marca abanderada, y estiman que, para finales de este año, al menos el 20% de su volumen global de cerveza consistirá en opciones sin o 0,0. Volviendo a Alemania, la Asociación de Cerveceros del país comenta que la cerveza sin alcohol representa el 9% de la producción y consumo de cerveza en el país, pero en los próximos meses esperan que alcance el doble dígito.

En España se estima que el 15% de toda la cerveza consumida es sin alcohol, siendo líderes en Europa en este segmento. Jacobo Olalla es el director general de Cerveceros de España y atribuye este éxito a que el consumidor español no bebe buscando el efecto del alcohol. Y en Bélgica, otro país cervecero por excelencia, el consumo de cerveza sin alcohol ya representa el 5%. Parece poco, pero supone un crecimiento del 24,3% desde 2021 y en un reciente festival se vendió un 800% más de cerveza sin alcohol que en la versión del año anterior.

Cerveza sin que emborrache. Ahora bien, aunque las cerveceras están invirtiendo para adaptar y crear alternativas sin alcohol, hay marcas como la estadounidense Athletic Brewing que se han centrado exclusivamente en productos sin alcohol. Es el líder indiscutible de su segmento en el mercado estadounidense (el segundo mayor consumidor de cerveza a nivel internacional), por lo que no es algo despreciable.

Y sí, evidentemente, la cerveza sin alcohol puede tener las propiedades de los cereales con los que se elabora sin el lado negativo del alcohol (tanto para el organismo como en lo que a sus efectos de embriaguez respecta), pero han venido los ingleses a investigar una cerveza sin que sea capaz de emborrachar.

Detrás de esa cerveza está David Nutt, un neurocientífico que busca que la cerveza siga siendo una bebida social capaz de desinhibir a los tímidos, pero evitando riesgos como la adicción, la cirrosis o los comportamientos agresivos. De momento son promesas, pero habría que ver cómo afecta, por ejemplo, a la conducción de un vehículo.

No sólo la cerveza. Hay que ver si se trata de una moda o de si es algo generacional que ha llegado para quedarse, pero la compra de alcohol en general, según el International Wine and Spirits Record, ha caído un 20% desde el 2000 a la vez que el mercado de las bebidas 0,0 se ha doblado en los últimos tres años. Y no sólo hay que hablar de cerveza: hay bodegas de vino y marcas de destilados que están invirtiendo mucho en su segmento ‘desalcoholizado’.

Al final, Louis, parece que la cerveza sin alcohol no es sólo cosa de idiotas.

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