Ethan Suplee, el actor conocido por interpretar a Randy en la serie Me llamo Earl, es hoy noticia por su aparición pública con un gran cambio físico. Hace tiempo que comparte en sus redes sociales el proceso que le ha llevado a perder más de 120 kilos. Sin embargo, las últimas fotos son las que más llaman la atención, pues parece prácticamente otra persona.
Fue justamente en su época de mayor éxito en cine y televisión, tras aparecer en películas como American History X y series como Me llamo Earl, cuando Ethan Suplee llegó a pesar más de 250 kilos, midiendo 1,80 metros. Intentó adelgazar en varias ocasiones, pero no lo consiguió. Perdía algo de peso, pero inmediatamente lo recuperaba. En las entrevistas realizadas recientemente ha señalado que fue su esposa la que le dio el apoyo para lograrlo. Pero eso no fue todo. También se dio cuenta de que si quería un gran cambio físico lo primero que necesitaba era “aprender a comer”.
Debía entender cómo afectan a nuestro organismo los diferentes tipos de nutrientes y en qué proporción deben ingerirse. Muchas de las famosas dietas milagro se basan en la demonización de alimentos. Sin embargo, eso no es correcto, ya que muchas de las sustancias que se demonizan son nutrientes necesarios. Por ejemplo, algo tan aparentemente malo como el colesterol es necesario para que se puedan fabricar algunas hormonas muy importantes. Es esencial conocer el equilibrio correcto y, para ello, como bien insisten muchos nutricionistas, el primer paso es tener una educación nutricional adecuada. Ese ha sido el secreto del cambio físico de Ethan Suplee.
El increíble cambio físico de Ethan Suplee
Ethan Suplee nació en 1976, por lo que hoy en día tiene 48 años. Empezó a actuar a los 18 años, primero con una aparición puntual en Cuentos desde la cripta y después durante 4 años en la serie Boy Meets World. Para entonces ya tenía una gran obesidad, con la que intentó lidiar durante años, sin resultados.


Tras su boda con Brandy Lewis en 2006, descubrió todo lo que le impedía su peso. No podía dar paseos con ella ni viajar sin cansarse. Se puso manos a la obra, tanto con entrenamiento físico como con una alimentación mucho más cuidada. No era momento de dietas milagro. Tenía que aprender a comer.
¿Qué quiere decir eso de aprender a comer?
Si solo hacemos una dieta puntual, sea del tipo que sea, es posible que adelgacemos. No obstante, al acabar con ella volveremos a comer mal y recuperaremos buena parte de los kilos que hemos perdido. Si no todos o más.
Por eso, lo esencial es aprender a comer. Eso consta, a grandes rasgos, de tres partes. Por un lado, debemos aprender cómo actúan en nuestro organismo los distintos nutrientes que contienen los alimentos. Según ha señalado Ethan Suplee en algunas entrevistas, eso fue esencial para él. Se dio cuenta de que llevaba mucho tiempo sin saber comer adecuadamente y ni siquiera era consciente.
En segundo lugar se deben conocer las proporciones. Aunque algunos estudios recientes señalan que quizás faltan verduras, normalmente para calcular las proporciones se utiliza como referencia el “plato de Harvard”. Este indica que una ración de comida debería contener un 50% de verduras y hortalizas, un 25% de cereales integrales o tubérculos y un 25% de carnes, pescado, huevos o legumbres. Además, todo debería complementarse con fruta fresca y grasas saludables, como el aceite de oliva.


Finalmente, la educación nutricional también tiene en cuenta el tema de la culpabilidad. Muchas dietas causan culpabilidad si no las seguimos a rajatabla. Además, algunas incluyen un día de “comida libre”, que para muchas personas es su placer culpable semanal. ¿Pero culpable por qué? ¿Qué problema hay en comerse un pastel dos veces en una semana si el resto de la alimentación está balanceada y, sobre todo, se hace con conocimiento? Tenemos que cuidar nuestra salud física, pero también la mental. Ese es un pilar esencial en una buena educación nutricional. Y puede parecer que así no se verán resultados, pero Ethan Suplee es el mejor ejemplo de que sí es posible. Deja atrás las dietas milagro y aprende a comer. Pronto notarás la diferencia, tanto en los kilos como en algo mucho más importante: tu salud.