El director Mario Bava insistía en que lograr aterrorizar el público, es una combinación de osadía y la capacidad de una trama, para ocultar sus secretos. El cineasta, que brindó al cine de género varios de sus clásicos, entre ellos La máscara del demonio (1960) y Black Sabbath (1963) sabía de lo que hablaba. Varias de sus mejores películas, dedicaban tiempo y esfuerzo a un relato que, a pesar de su incómodo apartado visual, escondía mucho más al trasfondo. En especial, cuando utilizaba como trasfondo la mitología, los símbolos y la complejidad de la naturaleza humana.
Con el correr de las décadas, buena cantidad de cineastas, tomaron el consejo del maestro italiano al pie de la letra. Poco a poco, el miedo cinematográfico pasó de ser una colección de sobresaltos, a relatos cada vez más complejos, extraños y siniestros. Algunas, que utilizaron los códigos del mundo siniestro, para contar relatos más relacionados con horrores invisibles y abstractos. Otras, que analizaron la posibilidad de asustar a partir de la idea de tener una trama cada vez sutil y sugerida.
Te dejamos cinco películas de terror que puedes ver sin pasar mucho miedo. De un juego temporal que se hace cada vez más macabro, hasta un cuento de vampiros cargado de emoción y elegancia. Todo, para demostrar que lo macabro también puede tener un lado más sofisticado que solo derramamiento de sangre y vísceras. Un punto que esta colección deja claro.


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Coherence


En 2013, el director James Ward Byrkit uso la premisa de las aberraciones del tiempo y el espacio, para profundizar en la culpa y el miedo. Coherence va más allá de ser una cinta escalofriante. Que lo es y con todos los atributos de una particularmente escalofriante. A la vez, también explora en el terreno de la ciencia ficción, para crear un escenario ambiguo y sobrecogedor, acerca de la sustancia misma de la realidad.
La cinta, que comienza por las consecuencias enigmáticas del paso de un cometa, termina por relatar las dimensiones del miedo desde regiones nuevas. Eso, a través de un grupo de amigos que experimentará la ruptura del tiempo tal y como lo conocen. La casa que les aloja, se volverá entonces el epicentro de un enigma que va desde enfrentar versiones de sí mismos hasta la posibilidad de un futuro aterrador.
Lo mejor de Coherente, es que todo lo anterior, se plantea entre conversaciones y un aire mundano que disimula su verdadero objetivo. Narrar como en condiciones desesperadas, todos somos capaces de las peores atrocidades. Un giro que llevará a la película a una secuencia de cierre para la historia del cine de género.
La bruja


La primera película de Robert Eggers es una obra enigmática que mezcla las leyendas acerca de la brujería en el medioevo con el terror psicológico. El resultado es un guion tenso que no se prodiga en revelar sus secretos y que basa su efectividad, en sugerir, antes que mostrar directamente lo que ocurre. Todo lo anterior, a medida que el mal se extiende entre sus personajes como una infección y se hace un mapa de horrores cada vez claustrofóbico.
Thomasin (Anya Taylor-Joy), es uno de los cinco hijos de una familia de colonos, expulsada del poblado en que viven en Nueva Inglaterra, alrededor de 1630. En medio de la complicada situación, todos terminarán por vivir en los límites de un bosque tenebroso, lleno de mitos y de un peligro ancestral atrapado entre los árboles. Pero será, cuando la joven deba afrontar el secuestro del hijo más pequeño, que el mal que los acecha atacará en toda su oscuridad.
Con escenas que imitan varias de las más bellas y tétricas pinturas del mundo del arte, La bruja avanza poco a poco entre la oscuridad que relata. Y de hecho, el argumento no da indicios sobre lo que está ocurriendo hasta su mismísima escena final. Para cuando Thomasin descubra la naturaleza del horror que vive, ya será muy tarde para dar un paso atrás y escapar. El elemento más intrigante de esta obra sutil.
¡Huye!


El realizador Jordan Peele dotó a esta historia tramposa de un fuerte comentario social, en el que equipara al racismo con la crueldad más salvaje. Eso, en un escenario en apariencia idílico, que narra como Chris (Daniel Kaluuya) acude a lo que supone, es una reunión familiar, encabezada por los parientes de su prometida Rose (Allison Williams). Pero todo escalará rápidamente a un giro siniestro y despiadado.
Chris tendrá que huir de una cacería absurda y grotesca, que le tiene por objetivo para robar su fuerza y juventud. La situación se hará más retorcida, cuando descubra que el color de su piel, es un elemento determinante para la crueldad que está a punto de alcanzarle. Lo que convierte a la cinta en una rara mezcla de crítica sobre la discriminación y un homenaje a lo mejor del terror discreto.
En su conclusión, Peele deja entrever que todo el escenario que mostró en ¡Huye!, es apenas la superficie de un fenómeno mayor y más retorcido. Pero en lugar de explorar en ese escenario de forma directa, el realizador opta por usar el humor negro y macabro para cerrar su premisa. Una rara decisión que hace de esta cinta una pequeña joya del género.
Beau tiene miedo


Ari Aster convierte la ansiedad, la depresión y la fobia social en un escenario inquietante que traduce los pensamientos catastróficos, en una serie de escenas retorcidas. Beau (un magnífico Joaquín Phoenix), es un hombre agobiado por la crueldad del desarraigo y la soledad. Pero en lugar de explorar en semejante panorama a través del drama, Aster crea una serie de secuencias oníricas para explorar en lo siniestro.
El resultado es una cinta de casi tres horas de duración, en que las preocupaciones y presiones psiquiátricas de su personaje central, se convierten en monstruos. Mucho más, en una versión tétrica y violenta de la realidad. No apta para todo público y menos para los impacientes, Beau tiene miedo, es una película de terror que desafía las expectativas del género.
Livide: herencia maldita


Abigail se volvió la gran sorpresa del cine de vampiros de este año, pero antes, estuvo la francesa Livide de Alexandre Bustillo y Julien Maury. La historia, que mezcla el tropo de casas embrujadas con el de los bebedores de sangre, tiene la misma premisa que la Hollywoodense. A saber: un grupo de delincuentes se ven envueltos en lo que parece un delito que no llevará mayor esfuerzo.


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Eso, hasta que una criatura voraz, con la forma de una niña, les ataque de piedad. Mucho más simbólica, elegante y siniestra que su contraparte norteamericana, Livide es ideal para los que buscan un tipo de terror mucho más sofisticado que solo las secuencias sangrientas.