En 1955, Rebelde sin causa de Nicholas Ray, se convirtió en un hito en el mundo del cine. Un clásico instantáneo, que además de tener un duro comentario social, era una atractiva historia sobre la juventud y la necesidad de subversión. Lo siguiente que ocurrió es que la cinta, se volvió un éxito juvenil con que el que toda una generación se identificaba por completo. Pero además, catapultó a la fama a la que se esperaba, serían los rostros más famosos de la meca del cine en adelante: James Dean, Sal Mineo y Natalie Wood. El trío de protagonistas se volvieron las estrellas más exitosas del entretenimiento. Además, de las grandes promesas a futuro en la industria cinematográfica. Y también en una de esas películas malditas.
Y es que ninguno de los actores llegó a disfrutar, realmente, de todo el impacto que la película ocasionaría en las décadas siguientes. Cada uno de ellos, murió de manera prematura a los pocos años del protagónico que les haría formar parte de la historia del cine. Mucho más, de formas tan espeluznantes, como para desconcertar al público y a la prensa. James Dean murió en un choque frontal de automóviles un mes antes del estreno de la cinta. En 1976, Sal Mineo fue asesinado a puñaladas en medio de un suceso poco claro, en West Hollywood, California. Finalmente, en 1981, Natalie Wood se ahogó durante un viaje en barco con su esposo Robert Wagner, en un episodio turbio y tétrico que todavía despierta suspicacia.
Lo cierto, es que aunque nada parece vincular a las tres muertes violentas entre sí, el hecho de abarcar los rostros principales de Rebelde sin causa, sigue causando sorpresa e inquietud. Pero no es el primer caso — y sin duda, tampoco el último — de producciones rodeadas por todo tipo de desgracias, sucesos inexplicables y muertes. Para demostrarlo te dejamos siete que pasaron a la historia de Hollywood por las situaciones violentas e incluso inexplicables, que rodearon su producción. De clásicos del terror a una adaptación de una icónica serie televisiva. La colección profundiza en varios eventos que todavía están en discusión, pero que convirtieron a varias películas, en hitos de un tipo de obra macabra que marca época en la cultura pop. El punto que les une a todas en el más extraño escenario.
La profecía
Esta película de Richard Donner llevó el terror religioso a un nuevo nivel y marcó el inicio de una larga y a menudo irregular franquicia, que continúa siendo exitosa. La historia de un bebé destinado a traer el infierno en la Tierra, es terrorífica por necesidad. Pero mucho más, porque el guion de David Seltzer, lo explora a partir del ángulo de cada suceso aterrador que rodeó a su concepción y primeros años de vida.
Lo que incluye suicidios, asesinatos y una serie de muertes cada vez más macabras que permiten que Damien Thorn (Harvey Stephens), llegue a formar parte de una familia poderosa. Eso, a través de su padre adoptivo Robert Thorne (Gregory Peck), embajador y figura política relevante que termina por ser un instrumento del mal.
Lo que ocurrió detrás de cámara
Con una trama semejante, no es sorprendente que hubiese, casi de inmediato, rumores sobre situaciones inexplicables alrededor de la producción. De investigadores y equipo de expertos que advirtieron sobre lo inconveniente del tema, hasta incendios y destrucción del material de escenarios y set. Lo cierto es que los incidentes alrededor de la filmación lograron incomodar a buena parte del equipo.
Pero fueron una serie de sucesos trágicos en la vida de varios de los miembros de la producción y el elenco, lo que aterrorizó a todos. El hijo de Gregory Peck se suicidó dos meses antes que comenzara el rodaje, lo que afectó al actor y lo hizo replantearse la forma de interpretar a Robert Thorn. Poco después, el intérprete junto con el productor Mace Neufeld se trasladó a Londres unas semanas antes de comenzar el rodaje. En medio del vuelo, el avión fue alcanzado por un rayo y estuvo a punto de precipitarse a tierra.
A medida que la producción avanzaba, las muertes se multiplicaron. El supervisor de efectos especiales, John Richardson y su asistente Liz Moore, sufrieron un grave accidente automovilístico en los Países Bajos. Moore falleció en medio del siniestro. Meses más tarde, también falleció el entrenador que participó en la escena en que un grupo de monos babuinos ataca a un coche. Por último, al menos dos asistentes sufrieron accidentes de tráfico y uno, un grave caso de intoxicación durante su trabajo en el rodaje. Una serie de circunstancias que, aunque pudieran no estar relacionadas entre sí, causaron conmoción y terror durante el año que llevó filmar la película.
La película de Tobe Hooper que llevó el tópico de las casas embrujadas a una nueva dimensión, tiene una fama tenebrosa que, prácticamente, abarca todos sus escenarios. De los rumores sobre eventos inexplicables en plató hasta el hecho de utilizar huesos humanos reales para una de sus escenas. La cinta, cimentó, casi desde su llegada a la gran pantalla, su fama como película maldita.
Mucho más, cuando rápidamente se volvió un clásico de terror contemporáneo, que acuñó su propio estilo y una estética muy particular. La historia de una familia de clase media norteamericana que lucha contra una entidad malvada en los suburbios, desconcertó. Mucho más, al mezclar un escenario cotidiano con sucesos de naturaleza extraordinaria, que nunca se explicaban del todo. El resultado es una cinta brillante, que envejeció con dignidad y que todavía se puede considerar icónica en el cine espeluznante.
Lo que ocurrió detrás de cámara
En realidad, el mito sobre la maldición que pesa sobre la cinta, tiene más relación con lo que pasó después de su estreno, que cualquier evento en el set. Dominique Dunne, que interpretó a la hija mayor de la familia, Dana, fue asesinada de manera brutal por su ex pareja, cinco meses después que la película se volviera un éxito. El hecho resultó más terrorífico, porque la actriz insistió en temer por su seguridad, durante el rodaje del clásico.
Por otro lado, Heather O’Rourke, la actriz infantil que encarnó a Carol Anne en la cinta, falleció de un infarto a los 12 años. Eso, después de un extraño caso médico, que apuntaba a un problema intestinal genético de origen desconocido. Poco antes de morir, la niña sufrió terrores y pesadillas, que fueron relatadas por sus padres en diferentes entrevistas. Lo que dio origen al rumor que la joven actriz, sabía que podía morir.
Atuk
Este es el raro caso de una película, que no ha llegado a filmarse, debido a los múltiples incidentes y sucesos desgraciados que rodean su producción. Tanto, como para que gradualmente, se le considere no solo maldita, sino también, centro de una serie de sucesos sin explicación que sorprenden por su recurrencia y número.
The Incomparable Atuk del escritor canadiense Mordecai Richler, es el relato acerca de un guerrero inuit que termina por volverse famoso en Ontario. Pronto, el aire amable y extraño del libro, publicado en 1963, llamó la atención de Hollywood. El autor vendió los derechos y el proyecto se convirtió en la promesa de un éxito para toda la familia pronto a estrenarse. Jamás pasó de las primeras fases de producción.
Lo que ocurrió detrás de cámara
En 1971, el director Norman Jewison compró los derechos del libro y junto con el guionista Tod Carroll, trató de rodar la película en 1972. Pero una serie de sucesos fortuitos como la pérdida de borrador original de la historia, hasta una enfermedad degenerativa de un productor, impidió que se llevara a cabo. Finalmente, Jewison abandonó el proyecto para dirigir Jesus Christ Superstar.
Una década más tarde, John Belushi se topó con el guion de Carroll y decidió usar su fama en ascenso para rodar la película. La producción comenzaba a avanzar, cuando el 5 de marzo de 1982, el actor de 33 años murió por una sobredosis de drogas en el hotel Chateau Marmont, en Los Ángeles. De nuevo, la película quedó a la deriva y volvió a considerarse un proyecto inconcluso.
Muertes y situaciones disparatadas
El siguiente actor involucrado con Atuk fue Sam Kinison, que en 1988 logró obtener el papel principal e incluso, rodar algunas tomas. No obstante, el set de la cinta se volvió un hervidero de peleas y situaciones tensas, que llevaron a que la producción se detuviera de forma indefinida. A pesar de eso, Kinison seguía teniendo esperanzas de reactivarlo, hasta su muerte en un accidente automovilístico el 10 de abril de 1992.
Después, sería John Candy el que intentaría filmar la película y llegó a sugerir a diversos medios, que incluso utilizaría su propio dinero para hacerlo. Pero antes de intentarlo, murió el 4 de marzo de 1994, debido a un ataque cardíaco. Finalmente, el comediante Chris Falrey, se esforzó por comenzar la producción y asumir el protagónico. Pero antes que se encendiera la primera cámara, murió el 18 de diciembre de 1997 de una sobredosis.
La semilla del diablo
Otra historia con un bebé demoníaco como centro del argumento y también, rodeada de rumores sobre situaciones inexplicables o terribles. La semilla del diablo, dirigida por Roman Polanski y basada en el libro homónimo de Ira Levin, relata la historia de cómo una secta logra que Satanás pueda engendrar un hijo con una mujer humana.
Pero más allá del centro aterrador y sobrenatural de su trama, está la paranoia y el mal contemporáneo, convertidos en una forma de manipulación. Lo que hizo a la cinta no solo en un clásico, sino también en un hito en el género de terror.
Lo que ocurrió detrás de cámara
El mito de maldita que rodea a la película, tiene más relación con una confluencia de situaciones desgraciadas que a un evento único. A una serie de situaciones en el set — desperfectos eléctricos, un incendio, un técnico que sufrió una fractura dolorosa — se une lo que vivió el director Roman Polanski. El asesinato de su esposa Sharon Tate, a manos de La familia Manson.
Este semiculto, convertido en una secta violenta, se vio involucrado en numerosos crímenes menores en California a finales de 1960. Finalmente, un año después del estreno de La semilla del diablo y mientras Pokanski se encontraba en Europa, irrumpieron en la casa del realizador. Eso, debido, a que el líder, Charles Manson, quería vengarse de Terry Melcher, productor discográfico y anterior ocupante de la propiedad.
Pero al encontrar que en la casa estaba ocupada por Sharon Tate y cuatro amigos, los asesinaron a todos. La actriz tenía 8 meses y medio de embarazo. La brutalidad del asesinato conmocionó a Hollywood, pero en especial, hubo rumores acerca del parecido entre la obra de Polanski y lo ocurrido. Lo que se convirtió en parte de la leyenda negra que rodea a la película.
El mago de Oz
La película de 1939 de Victor Fleming, es considerada no solo una de las más populares y queridas de Hollywood. También, el punto inicial de un tipo de cine fantástico que, todavía, resulta actual y querido. La combinación entre un apartado visual que sorprendió por sus avances y una historia emocionante, conmovió al público. En especial, gracias a que Fleming logró mostrar el mítico reino de Oz en todo su esplendor.
Durante las siguientes décadas, la fama de la película no hizo más que crecer, hasta volverse un clásico que todavía deslumbra como producción. Pero a la vez, sacó a la luz un rodaje y situaciones inexplicables, que dieron a la producción la denominación de maldita.
Lo que ocurrió detrás de cámara
Parte del mito oscuro alrededor de El mago de Oz, parece provenir de un rodaje sin medidas de seguridad y en el que ocurrieron todo tipo de accidentes. Dos de los actores que interpretaban a los monos alados, se estrellaron contra el suelo cuando los cables que los mantenían suspendidos en el aire, se rompieron. Algo que también le ocurrió a Betty Danko, la doble de cuerpo de la Malvada Bruja del Oeste. La experta, primero sufrió una caída aparatosa y después, quemaduras debido a una explosión sin la supervisión adecuada.
Por otro lado, Buddy Ebsen, el primer intérprete en encarnar al Hombre de Hojalata, resultó envenenado por la pintura corporal. Jack Haley, que le sustituyó, desarrolló una infección por el mismo motivo y estuvo a punto de quedar ciego. Margaret Hamilton, que interpretó a la Malvada Bruja del Oeste, también padeció de quemaduras químicas debido al maquillaje y sufrió una violenta reacción alérgica. También, se habló de peleas, tensión, una violación que no llegó a denunciarse por presión del estudio y hasta un suicidio, que se ocultó en medio del desorden del proyecto.
La dimensión desconocida: la película
La dimensión desconocida marcó un antes y un después en el género del terror. La serie, que relataba sucesos paranormales en colecciones antológicas, se volvió un éxito de crítica en la década de 1960 y también, una ventana para nuevos directores. Por lo que muchos de sus fragmentos, siguen siendo considerados pequeñas obras de arte terroríficas aún en la actualidad.
Por lo que la película, que intentaba llevar el fenómeno a la pantalla grande, despertó expectación. Particularmente, por incluir entre sus directores a Joe Dante, John Landis, George Miller y Steven Spielberg. Estrenada en 1983, es un clásico ochentero por dónde se le mire.
Lo que ocurrió detrás de cámara
En este caso, la cualidad de maldita de la película, viene por el hecho de ser el escenario de uno de los accidentes en filmación más graves que se recuerden. Durante el segmento dirigido por John Landis, titulado Time Out y protagonizado por Vic Morrow, un operario perdió el control de un helicóptero que formaba parte de la escena.
Lo que ocasionó que las aspas decapitaran a Morrow, a un actor infantil y aplastara a otro, que murió días después. Más tarde, el escándalo se volvió más turbio, cuando se descubrió que Landis contrató niños sin atenerse a contrato legal. Lo que provocó una acusación penal, que aunque desestimada, abrió un precedente en Hollywood, con respecto a la actuación de niños en escena.
Apocalypse Now
La historia de la caída a los infiernos de un joven capitán en plena guerra de Vietnam, es uno de los grandes hitos del mundo cinematográfico. No solo por su guion tenso, elaborado y siniestro. También, por su exploración visual acerca del sentido del horror en medio de la guerra, que fue determinante para el género bélico.
Lo que ocurrió detrás de cámara
Contra cualquier consejo, Francis Ford Coppola decidió filmar la película durante la temporada de lluvias en Filipinas. Lo que provocó que las violentas tormentas y la humedad constante, destruyera varios decorados. Martin Sheen sufrió un ataque cardíaco durante el rodaje y se temió por su vida, en especial, porque transcurrieron horas antes de recibir atención médica.
Por otro lado, Coppola estaba tan estresado que sufrió convulsiones severas y tuvo que ser evacuado para descanso médico. Lo que ralentizó aún más el rodaje y cuadruplicó su costo. Todo se volvió peor, cuando hubo una infección de tifus entre los extras, que terminó en reclamos por mejoras laborales y al final, un enfrentamiento interno.