Las fechas como el Black Friday son momentos estupendos para comprender mejor cómo funciona nuestro cerebro. De hecho, las grandes compañías de comercio electrónico, como Amazon, tienen muy claro ese funcionamiento. Puede que no estén respaldadas por neurocientíficos, pero a base de ensayo y error han dado con triquiñuelas ideales para hackear nuestro cerebro y hacer que compremos más. Una de las artimañas más útiles en ese sentido son las ofertas flash o flash sales.

De hecho, estas no son únicas de Amazon. Cada vez son más las tiendas que las incorporan para sus ventas online. Tienes 24 horas, o a veces mucho menos, para decidir si quieres comprar un producto a un precio reducido. Si te lo piensas demasiado, la oferta desaparece. Esto se suele hacer en fechas marcadas, como el Black Friday, el Single Day, el Amazon Prime o las rebajas de verano o invierno. 

En todos esos momentos, a veces nos sorprendemos a nosotros mismos buscando algo para comprar en vez de algo que necesitamos. Navegamos por las ofertas flash de las webs que más nos gustan en busca de un producto que nos apetezca. No nos ceñimos a buscar algo que sepamos que nos hace falta. ¿Pero por qué hacemos eso? La clave, efectivamente, está en nuestro cerebro.

Trucos para hackear el cerebro en el Black Friday

En un artículo publicado en The Conversation, la profesora de psicología de la Universidad Anglia Ruskin Catherine Jansson-Boyd explica que las gangas nos atraen porque activan nuestros sistemas de recompensa cerebrales.

Estas son una serie de reacciones que involucran varias regiones del cerebro, pero especialmente una llamada núcleo accumbens. Las recompensas se generan como respuesta a estímulos que se consideran evolutivamente beneficiosos para nosotros como especie. Por ejemplo, el sexo activa los sistemas de recompensa, porque cuanto más sexo tengamos más posible es que perpetuemos la especie. Comer chocolate también, porque, aun sin ser un alimento saludable, aporta niveles elevados de energía, muy útiles para la supervivencia en momentos de escasez. En todos esos casos, la recompensa es un chute de dopamina que nos da una gran sensación de placer. Así, asociamos ese acto con el placer y querremos seguir haciéndolo.

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Las rebajas activan nuestros sistemas de recompensa. Crédito: Max Fischer (Pexels)

Desgraciadamente, hay sustancias, como el tabaco, que también actúan sobre esos sistemas a pesar de no tener el más mínimo beneficio sobre nosotros. En cuanto al caso de las gangas, en parte sí es beneficioso, porque ahorramos dinero, pero nos generan placer de una forma confusa. Durante el Black Friday puede que compremos una freidora de aire baratísima por el placer de hacerlo, pero que después se quede guardada en un armario de la cocina, porque no es algo que realmente necesitáramos.

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