En 1982, el actor Vic Morrow, con una destacada carrera en cine y televisión, fue escogido como parte del elenco de En los límites de la realidad (Twilight Zone: The Movie). La cinta, que tomaba el concepto de la célebre serie y lo convertía en una antología de cortos con diferentes directores, era uno de los proyectos más interesantes en Hollywood. Además, el fragmento en que participaba Morrow, era controvertido y mucho más cercano a una crítica cultural, que el resto. El actor interpretaría a Bill Connor, un hombre de temperamento violento y racista, que terminaba en medio de un loop temporal que le llevaba al pasado. Todo para convertirse en víctima de diferentes sucesos históricos relacionados con la discriminación y el prejuicio.

El segmento, dirigido por el realizador John Landis, comenzó a filmarse en julio de ese mismo año. Para el día 23 del rodaje, Morrow junto con dos actores infantiles, comenzaron a rodar una complicada escena que requería arrojarse de un helicóptero. Eso, en medio de una serie de explosiones controladas alrededor del aparato. En medio de la complicada secuencia, uno de los estallidos de efectos especiales, golpeó al vehículo. Lo que provocó que las aspas resultaran dañadas, la aeronave se precipitara a tierra y decapitara tanto a Morrow como a los niños en un accidente sangriento como pocos se han visto en Hollywood.

Al horror de la tragedia, se sumaron las maniobras del director por ocultar su responsabilidad, denuncias de abuso infantil y demandas de parte de las hijas de Vic Morrow. Lo que terminó por transformar la situación en una circunstancia oscura, confusa y una de las leyendas negras de la meca del cine. Pero no la única: te dejamos las cinco historias más duras, terribles y complicadas de Hollywood. De un asesinato sin respuesta a una figura siniestra que cambió la forma de entender el abuso sexual en la industria cinematográfica norteamericana. Todo para comprender mejor, el lado oscuro de Hollywood.

La muerte de Natalie Wood

En 1981, la actriz Natalie Wood pasaba un momento personal complicado. Con 40 años y completamente dedicada a la maternidad, era una estrella olvidada del Hollywood dorado. Mucho más, que lamentaba la forma en que los grandes estudios la habían hecho lado, en medio del auge de una nueva generación de actores. Todos, muy alejados de la perfección de las antiguas celebridades y más cercanos a un público más joven. 

Al contrario, su esposo, Robert Wagner, era una estrella en ascenso que había conquistado la pantalla grande y pequeña. Gracias a series como Switch y Hart to Hart, el intérprete era reconocido como uno de los rostros más populares de Norteamérica. Lo que supuso, tensiones complicadas entre en el matrimonio, sonadas discusiones y, al final, un cada vez más evidente conflicto entre ambos. 

Para principios de la década de 1980, la pareja, que había contraído matrimonio en dos ocasiones — una de 1957 a 1962, y la segunda desde 1972 hasta entonces — era evidente que la relación estaba condenada al fracaso. En medio de rumores sobre un nuevo divorcio, el alcoholismo de la actriz y las infidelidades de Robert Warger, la pareja intentó escapar de la atención mundial. Lo que les llevó a realizar un corto paseo hacia la isla Santa Catalina en el yate Splendour, propiedad de la pareja. Les acompaña el actor Christopher Walken, amigo íntimo de ambos y para la época, uno de los grandes galanes de Hollywood.

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