A medida que las temperaturas van bajando, vemos cada vez a más personas paseando a sus perros ataviados con abrigos, chubasqueros e incluso botitas. Algunas personas lo hacen por moda, pero otras solamente por una preocupación genuina por la salud de su mascota. Sin embargo, suele haber bastante debate sobre si es necesario usar la ropa para perros o si, al contrario, es contraproducente.

Para intentar de resolver todas estas dudas, la veterinaria Jacqueline Boyd, de la Universidad de Nottingham Trent, ha publicado en The Conversation un artículo en el que se señalan algunas consideraciones muy importantes a tener en cuenta.

Antes de hablar de ellas, es importante recordar que todos estos consejos son solo sobre ropa para perros, simple y llanamente porque los gatos no deberían estar en la calle. No es necesario que vistamos a nuestro gato, ya que puede y debe estar siempre en casa, resguardado de las temperaturas extremas. Además, son animales que se estresan con facilidad, así que más nos vale no vestirlos. Ahora bien, dicho esto, veamos cuáles son los consejos de la doctora Boyd.

La ropa de perro no es para todas las razas

Lo primero que debemos considerar antes de comprar ropa de perro es si nuestra mascota la necesita realmente. No todas las razas sufren el frío por igual. Por ejemplo, aquellas que provienen de climas fríos, como el Husky Siberiano o el Malamute de Alaska, tienen una doble capa de pelo grueso que los mantiene muy bien abrigados. En cambio, las razas de pelo fino que provienen de climas más cálidos pueden pasarlo muy mal en invierno. Boyd cita como ejemplo el galgo italiano.

¿Cómo sabemos si nuestra mascota necesita vestirse?

Los perros, igual que el resto de mamíferos, son animales homeotermos. Esto quiere decir que tienen sus propios mecanismos para regular la temperatura y mantenerla más o menos constante independientemente de la temperatura ambiental. Del mismo modo que los humanos sudamos para refrigerarnos cuando hace calor, ellos jadean. Además, cuando hace frío se calientan temblando.

Es por eso que, si la temperatura no es extrema, posiblemente no necesiten abrigos. De todos modos, igual que ocurre con los humanos, depende mucho de sus características individuales. Por ejemplo, los cachorros y los perros enfermos y ancianos tienen más dificultades para regular su temperatura. Si tenemos una mascota con estas características, puede que sí debamos recurrir a la ropa de perro.

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