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Bad Boys: Ride or die, la cuarta película de la franquicia ideada por Michael Bay, llega a los cines españoles el 7 de junio de 2024 gracias a Sony Pictures. La cinta está dirigida por Adil El Arbi y Bilall Fallah y protagonizada por Will Smith y Martin Lawrence.

Sinopsis de Bad Boys: Ride or Die

Los policías más famosos del mundo regresan en Bad Boys: Ride or Die con su icónica mezcla de acción al límite y comedia escandalosa, pero esta vez con un giro inesperado: ¡Los mejores de Miami se dan a la fuga! Cuarta entrega de la saga ‘Dos policías rebeldes’.

Crítica de Bad Boys: Ride or Die

Cuatro años después del estreno de la anterior cinta de la franquicia, tras una desafortunada bofetada que puso en peligro la carrera de Will Smith y una prolongada huelga de los sindicatos de la industria cinematográfica, ahora recibimos la última entrega de la saga Bad Boys, concebida por el megalómano Michael Bay. Esta nueva película nos ofrece una reflexión sobre el estado actual del cine de acción, donde la fórmula parece haberse estancado en una repetición de clichés y estereotipos.

La saga Bad Boys, que en sus inicios logró capturar la atención del público con una mezcla equilibrada de acción y comedia, ahora se presenta como un mero vehículo de entretenimiento superficial. La última entrega ofrece una vez más una dosis abundante de acción genérica e irreverente, acompañada de un humor satírico-paródico que, lejos de ser ingenioso, se siente forzado y anticuado. Los escenarios inverosímiles y la montaña de momentos que provocan vergüenza ajena no hacen más que evidenciar una falta de creatividad preocupante.

Un aspecto particularmente destacable es el uso excesivo de planos extremadamente inclinados y distorsionados, una técnica que se ha convertido en el sello personal de los directores de la cinta. Estas decisiones estilísticas, en combinación con ideas visuales típicas de TikTok y imágenes digitales feístas, resultan en una experiencia visual que lejos de ser impactante, resulta irritante. La estética, que debería ser un componente que enriquezca la narrativa, se convierte en un obstáculo que distrae y desorienta al espectador.

La industria agoniza

La industria cinematográfica, en su búsqueda de fórmulas que aseguren el éxito comercial, parece haber olvidado la importancia del contenido significativo y la innovación. Incluso copiar la fórmula de Fast & Furious, una franquicia que ha sabido reinventarse y mantenerse relevante, requiere un cierto nivel de talento y comprensión del género que esta nueva entrega de Bad Boys parece carecer.

Este fenómeno no es exclusivo de la franquicia Bad Boys; es un reflejo de una tendencia más amplia en el cine de acción contemporáneo. La saturación de secuelas, reboots y adaptaciones de franquicias exitosas del pasado es una muestra de la falta de originalidad que plaga la industria. Las historias se repiten, los personajes carecen de profundidad y las tramas se vuelven predecibles, resultando en una experiencia cinematográfica vacía y carente de emoción.

El cine de acción, en su esencia, debería ser un escaparate de la creatividad, donde las historias audaces y los personajes memorables se combinan con efectos visuales impresionantes para crear una experiencia inmersiva. Sin embargo, la dependencia excesiva de fórmulas preestablecidas y el miedo a arriesgarse con nuevas ideas han llevado a un estancamiento que amenaza con alienar al público.

Es imperativo que los cineastas y productores reconsideren su enfoque y busquen formas de revitalizar el género. La clave está en encontrar un equilibrio entre la acción espectacular y la narrativa significativa, en donde la tecnología y la estética visual sirvan para enriquecer la historia y no para disfrazar la falta de contenido.

VIDEOCRÍTICA DE BAD BOYS: RIDE OR DIE | CANAL DE SOY DE CINE

La última entrega de Bad Boys es un recordatorio de los desafíos que enfrenta el cine de acción contemporáneo. Es un llamado a la reflexión sobre la dirección que está tomando la industria y la necesidad urgente de innovación y originalidad. Solo así podremos recuperar la magia del cine de acción y ofrecer a las audiencias experiencias que verdaderamente valgan la pena.

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