Bad Boys: Ride or Die, regresa a la esencia de la franquicia. De modo, que buena parte de la película transcurre entre las calles soleadas y saturadas de colores de Miami, balaceras y persecuciones extravagantes. Pero en especial, el centro de la película es la amistad de Mike (Will Smith) y Markus (Martin Lawrence), esta vez más cerca que nunca al bromance. También, de seguir la larga tradición de las buddy cop en la pantalla grande, al sostener la mayor parte de la trama con chistes y juegos de palabras humorísticos.
Pero además, ambos, deberán evitar terminar en la cárcel — o asesinados — en medio de todo tipo de situaciones peligrosas que, al final, exigirán confianza total el uno del otro. Además, claro está, la complicidad que les convirtió en uno de los grandes dúos de la gran pantalla. Gracias a eso, la película, que comienza como un tributo a la saga a la que pertenece, se transforma rápidamente en una combinación de acción y carisma que la lleva a sus puntos más altos. Asimismo, recuerda el motivo por el que la saga sigue siendo popular a pesar de los casi treinta años transcurridos desde su estreno.
Claro está, Bad Boys: Ride or Die, no es la primera película en experimentar con sus personajes para crear una gran historia de un dúo insuperable en pantalla. Te dejamos cinco que no solo lo han hecho, sino que se han convertido en clásicos del cine. Desde la pareja de detectives más famosa de la década de los ochenta del siglo pasado, hasta dos músicos — o intentos de serlo — que cambiaron la cultura pop en más de una manera. Todo para disfrutar de un tipo de subgénero que tiene un lugar especial en las preferencias del público.
Saga Arma Letal
En 1987, Richard Donner tomó el viejo tropo de dos personajes antagónicos que no tienen otro remedio que colaborar entre sí, para crear una saga que se volvió mítica en el cine de acción. Arma Letal, no solo recuerda — y explora — en lo mejor del buddy cop, sino que lo llevó a una nueva generación. En especial, porque Donner y el guion de Shane Black captaron lo mejor del género para crear una historia explosiva, que, además, era capaz de hacer reír a carcajadas.
Martin Riggs (Mel Gibson) es un policía traumatizado que cada día guarda una bala para recordarse que bien podría suicidarse, pero no lo hace. Roger Murtaugh (Danny Glover), está a punto de retirarse, para dedicarse a ser esposo y padre feliz. Esta pareja improbable terminará por trabajar junta para hacer frente al crimen de Los Ángeles. Eso, mientras lidian con sus diferencias y encuentran un punto en común que les convertirá, finalmente, en amigos además de compañeros de trabajo.
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Con cuatro películas y una serie a cuestas, la saga Arma Letal no solo devolvió brillo a los grandes dúos del cine. También, demostró que son un tópico que siempre encontrará su público, por más trillado que parezca. Uno de sus grandes méritos.
Shanghai Kid, del este al oeste
Por extraño que parezca, esta trilogía, parece una versión de Arma Letal, pero en el lejano oeste. Con Jackie Chan y Owen Wilson (de Loki) a la cabeza, la franquicia cuenta la historia de Chon Wang (Chan) un guardián del emperador chino que se encontrará en la situación más complicada imaginable.
Eso, cuando la princesa Pei Pei (Lucy Liu), sea secuestrada y mantenida, cautiva en los terrenos salvajes de Nevada durante el año 1881. Lo que llevará a este viejo luchador, a varios de los lugares más violentos de la Norteamérica en plena fiebre de oro.
Pero lo peor será, cuando deba enfrentarse y luego, aliarse a la banda de Roy O’Bannon (Owen Wilson) que va en busca de la aristócrata y la recompensa que se da por ella. Juntos, este dúo peculiar se enfrentará a balas, trampas y mesas de juego, mientras lucha por salvar la vida de Pei Pei y al final, hacer el bien. Tópico pero sin duda, divertido.
Hora punta
En 1998, la saga Arma Letal estaba en su apogeo y la franquicia Bad Boys, había estrenado con éxito su primera película. Por lo que esta cinta de Brett Ratner pareció combinar ambas cosas y no de manera especialmente original.
No obstante, la dupla de Jackie Chan (que repite en el género) y Chris Tucker no solo resultó brillante y como una química asombrosa. También, en la combinación precisa para dar rienda suelta a toda una nueva historia de dos compañeros que deben unir fuerzas, incluso sin quererlo. En esta ocasión, se trata del detective Inspector Lee (Chan), parte de la Royal Hong Kong Police.
Al otro extremo, se encuentra el agente Carter (Tucker) de Los Ángeles. Tanto el uno como el otro, tienen una misión en común: salvar a la pequeña del cónsul chino de un violento secuestro. Lo que llevarán a cabo — lo adivinaste — uniendo sus respectivos talentos y poniendo a un lado sus diferencias. Con tanto humor como acción, esta trilogía es ideal para los que disfrutan de la acción salpicada de juegos de palabras y risas.
Los gemelos golpean dos veces
En 1988, las comedias disparatadas estaban en su punto más alto e Ivan Reitman lo aprovechó para llevar a la pantalla grande la premisa más disparatada. ¿Qué ocurriría si dos hermanos gemelos descubren la existencia del otro durante su vida adulta? La premisa tiene algo de melodrama hasta que se retuerce en el sentido más inesperado.
Julius Benedict (Arnold Schwarzenegger) fue concebido a través de un ultrasecreto experimento para ser el hombre perfecto. Lo que lo llevó a ser educado en una refinada isla paradisiaca. Al otro, Vincent (Danny DeVito), fue el resultado inesperado y no precisamente deseado del mismo procedimiento. Por lo que terminó en casas acogidas y de adulto, como un delincuente pícaro, en medio de una vida complicada.
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Cuando esta pareja dispareja termine por conocerse, la película pasará de ser una broma de leve mal gusto a una entrañable comedia sobre la familia y el crecimiento. Pero entre ambas cosas, lo que brilla en la producción, en su capacidad para mezclar el exuberante sentido del humor de DeVito, con la inocencia disparatada de Schwarzenegger, en uno de sus grandes papeles humorísticos. Para la historia del cine.
El mundo según Wayne
La directora Penelope Spheeris se unió con Mike Myers en 1992, para dar vida a una de las parejas cinematográficas más queridas del cine. Wayne (Myers) y Garth Algar (Dana Carvey), son un dúo de músicos que llevan a cabo un programa de aficionados desde el sótano de la casa del primero. Pero lo que empieza como una gran broma termina por volverse un fenómeno nacional en la inocente Norteamérica de mediados de los años ochenta.
La cinta, que es más una versión ampliada del conocido sketch de Saturday Night Live, es una parodia sobre el mundo de la música, la fama y los peligros del reconocimiento. Pero también, una celebración a la juventud devota de las grandes bandas históricas. Entre ambas cosas, entre dúo disparejo y juguetón se convirtió en el emblema del clásico tropo del perdedor entrañable. A la vez, que en una de las cintas más curiosas de la última década del siglo XX. Buenos motivos para disfrutar de ella — y su secuela — ahora mismo.