Notice: La función wp_get_loading_optimization_attributes ha sido llamada de forma incorrecta. Una imagen no debería ser diferida y marcada como alta prioridad al mismo tiempo. Por favor, ve depuración en WordPress para más información. (Este mensaje fue añadido en la versión 6.3.0). in /home/enfoquenoticioso/public_html/wp-includes/functions.php on line 6121

Notice: La función wp_get_loading_optimization_attributes ha sido llamada de forma incorrecta. Una imagen no debería ser diferida y marcada como alta prioridad al mismo tiempo. Por favor, ve depuración en WordPress para más información. (Este mensaje fue añadido en la versión 6.3.0). in /home/enfoquenoticioso/public_html/wp-includes/functions.php on line 6121

Como respuesta a la invasión rusa en Ucrania, Europa y EEUU acordaron medidas de bloqueo internacional a los activos de los millonarios rusos. Esa medida permitió a los estados confiscar las mansiones y yates de los magnates rusos que se encontraban en sus respectivos territorios, algo de lo que muchas ciudades y pequeños estados no han dejado de arrepentirse debido al elevado coste de mantenimiento de los superyates de lujo de los millonarios rusos.

El último en saltar a la fama por sus elevados costes ha sido el Sailing Yacht A, un supervelero de última generación que, con sus 149 metros de eslora, se considera el más grande del mundo, muy por delante del Koru de Jeff Bezos y sus 127 metros. El Sailing Yacht A fue bloqueado en marzo de 2022 cuando fondeaba en el puerto de Trieste, por pertenecer al oligarca ruso Andrey Melnichenko.

Desde entonces, el supervelero de lujo no ha sido más que un dolor de cabeza para el alcalde de Trieste, que en una entrevista con el canal de noticias local Telequattro expresaba inquietud por las arcas municipales debido al alto coste de su mantenimiento: «¿Quién pagará los 30.000 euros de gastos diarios?», solicitaba el indignado alcalde italiano.

El superyate flota, pero las arcas municipales se hunden

En el puerto de Trieste, el megayate Sailing Yacht A, propiedad del oligarca ruso Andrey Melnichenko, lleva tres años retenido debido a las sanciones europeas contra Rusia. Lejos de ser motivo de orgullo o curiosidad turística, la presencia de este gigante del mar ha supuesto un desembolso descomunal para la ciudad.

En palabras del alcalde de la localidad de poco más de 200.000 habitantes, Roberto Dipiazza, mantener el barco atracado en su puerto supone un desembolso diario de unos 30.000 euros, sumando en conjunto una factura superior a 11 millones de euros desde que las autoridades europeas decretaron su embargo al millonario ruso.

Sailing Yacht A
Sailing Yacht A

El Sailing Yacht A tiene 149 de eslora

El supervelero, cuyo valor estimado ronda los 600 millones de dólares según la prensa especializada, permanece bajo custodia de las autoridades municipales a la espera de una resolución definitiva sobre su destino.

Sin embargo, la situación legal del velero de Melnichenko no es la de un bien confiscado, sino de un bloqueo administrativo. Esta distinción es crucial ya que la jurisprudencia italiana dicta que un activo bloqueado debe devolverse en las mismas condiciones si se levantan las sanciones o si el propietario impugna con éxito la inclusión en la lista de sancionados por Europa.

Es decir, que la corporación municipal, como responsable de su marina, debe asegurar su conservación mientras la justicia europea resuelve su subasta o la devolución a su propietario.

Mantenimiento solo al alcance de un millonario

Los 30.000 euros diarios que mencionaba el alcalde de Trieste solo asegura el funcionamiento imprescindible para la conservación del lujoso yate.

Durante los más de mil días amarrado en la marina de Trieste, el coste de mantenimiento del barco se ha disparado por encima de los 11 millones de euros, aunque medios locales como Il Piccolo incrementan esta estimación hasta los 18 millones de euros.

Según ha subrayado el alcalde Dipiazza en sus declaraciones televisivas, la ciudad no es la responsable del bloqueo del Sailing Yacht A, sino que responde a una decisión de la Unión Europea contra magnates rusos cercanos al gobierno de Vladimir Putin, pero su presencia está ocasionando un gasto inasumible para sus ciudadanos.

Sailing Yacht A
Sailing Yacht A

Sailing Yacht A fondeado cerca del puerto de Trieste

El problema se repite: el caso del Alpha Nero y del Eclipse

El caso de Trieste no es el único en el que la confiscación de un yate ruso ha puesto en jaque la economía local. En la isla caribeña de Antigua y Barbuda, el superyate Alpha Nero se convirtió en una pesadilla similar.

Solo en combustible, el superyate propiedad del oligarca ruso Andrey Guryev consumía 2.000 dólares diarios de combustible solo para mantener el aire acondicionado en funcionamiento. Este procedimiento es fundamental para evitar que los exclusivos acabados interiores en maderas nobles y metales se deterioren por el salitre del mar y la humedad. En aquel caso, la factura semanal de mantenimiento alcanzaba los 28.000 dólares.

El largo bloqueo judicial por la propiedad del barco impidió la venta o subasta del yate durante meses, lo que obligó a los contribuyentes antillanos a abonar los gastos de tripulación, combustible y mantenimiento. Cuando finalmente se logró vender por 40 millones de dólares, las autoridades reconocieron que este dinero serviría para tapar «el enorme agujero que el superyate ha dejado en las arcas públicas de la pequeña isla caribeña», según palabras del secretario de gabinete de Antigua Lionel Hurst.

El superyate Eclipse, propiedad del multimillonario Roman Abramovich, es otro ejemplo del elevado coste de estas confiscaciones de superyates. El Eclipse estuvo atracado durante más de tres años en Muğla, Turquía. Sus motores nunca se apagaron, ya que sus generadores debían mantenerse encendidos las 24 horas para mantener en funcionamiento el sistema de aire acondicionado.

En este caso, el Eclipse registró un consumo de 1.000 litros de combustible diarios, lo que no supone únicamente un coste económico sino que también afecta a la contaminación ambiental de las ciudades por el CO2 que sus motores, en permanente funcionamiento, vierten a la atmósfera.

En el caso del Sailing Yacht A, el alto precio de su mantenimiento no solo viene dado por el consumo de combustible , sino que también se incluyen los gastos de atraque del barco, el salario de la tripulación mínima a bordo para operar los sistemas de mantenimiento, patrullas de seguridad que vigilan el supervelero y los seguros obligatorios que deben cubrir a todas la embarcaciones.

En Xataka | Las sanciones contra Rusia buscaban frenar a la élite rusa: han terminado creando nuevas fortunas en plena guerra

Imagen | Flickr (Paul Fenton, adrianovero), Wikimedia Commons (Máximo Mármur)

Ver fuente

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *