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«Cuando subes a un tren en Japón la mayoría de los pasajeros están mirando sus móviles. No hacen nada más». Habla Masafumi Kouiki, alcalde Toyoake (Japón) y probablemente el rostro más reconocible del país en la lucha contra la adicción a los smartphones, la higiene del sueño y la vida alejada de las pantallas. El motivo es muy simple: pese al recelo de parte de sus vecinos, Kouiki ha impulsado una ordenanza que limita el uso de los móviles y tablets a dos horas diarias.

La medida se estrenó el 1 de octubre y por lo pronto ha servido para uno de los objetivos que perseguía Kouiki: mover conciencias y generar debate.

¿Qué ha pasado? Que octubre ha llegado con una novedad legislativa curiosa en Toyoake, una ciudad de casi 70.000 habitantes de la prefectura de Aichi que en la práctica funciona como ciudad dormitorio de Nagoya. El miércoles 1 entró en vigor una nueva norma que restringe el tiempo que sus vecinos pueden estar ante una pantalla por motivos lúdicos: máximo dos horas. 120 minutos. Ni uno más. 

La medida se anunció hace meses, en agosto, cuando era todavía una propuesta, y pese al enorme revuelo que generó ha logrado salir adelante: en septiembre recibió el aval de la asamblea municipal con 12 votos a favor y siete en contra.

Launde Morel Sm U1svtb E Unsplash
Launde Morel Sm U1svtb E Unsplash

¿Qué dice la norma exactamente? Grosso modo, la ordenanza, de 2.400 caracteres, establece un límite al uso lúdico de los smartphones, tablets, consolas y ordenadores. La norma se aplica a los residentes de Toyoake y fija ese tope en dos horas diarias, sin contar el tiempo invertido en los estudios o el trabajo. 

Hay un matiz importante, eso sí: aunque es una ordenanza avalada por la asamblea municipal, en realidad lo que ofrece es una directriz, no una norma de obligado cumplimiento. Nadie revisará si los vecinos de Toyoake se ajustan o no a esa pauta. Tampoco se prevén sanciones. Se trata solo de una recomendación.

¿Es papel mojado entonces? En absoluto. Para empezar porque la cultura japonesa ejerce una fuerte presión social para que se sigan las directrices oficiales. Más allá de su impacto real, la norma ha servido además para abrir el debate sobre el uso excesivo de las pantallas y su influencia en aspectos como el sueño.

De hecho, la misma ordenanza aconseja que los niños más pequeños dejen de usar sus dispositivos a las 21.00 horas y los de secundaria y menores de 18 tampoco los manejen pasadas las 22.00 h. El objetivo: garantizar su correcto descanso.

¿Eso es todo? No. El 1 de octubre, coincidiendo con la entrada en vigor de la norma, El Gobierno de Toyoake envió emails a los jóvenes y padres de la ciudad para insistir en el mismo mensaje. A los estudiantes de primaria y secundaria de hecho se les exhortaba a «cuidar las horas de descanso y salud» y acordar con sus familias cuánto tiempo dedicarían a sus dispositivos. «El objetivo principal de la ordenanza es garantizar suficientes horas de sueño», subraya el organismo.

El Ayuntamiento ha realizado también una encuesta entre 250 vecinos dados de alta en su sistema de monitoreo y quiere averiguar el alcance  real de la pauta: si cambia el uso de los smartphones durante el tiempo libre, la duración del sueño o las horas de conversación en familia. A comienzos del próximo año, de hecho, las autoridades quieren hacer una nueva encuesta entre sus estudiantes. 

¿Por qué lo han hecho? Para cambiar hábitos. «Es muy triste terminar el día mirando el teléfono todo el tiempo en casa», explicaba hace unos días Kouki a The New York Times. «Espero que los ciudadanos cambien su comportamiento». 

Más que limitar de forma estricta el uso lúdico de las pantallas a 120 minutos diarios, su propósito es invitar a la «reflexión y el debate» y hacer que la gente se plantee cuánto tiempo dedica a las pantallas y hasta qué hora lo hace. 

En 2024 un estudio estatal reveló que, de media, los japoneses de menor edad (los que cursan primaria o secundaria) invierten unas cinco horas al día en sus móviles. Y no solo eso. Más del 80% de los japoneses de entre 15 y 24 años se consideran «dependientes» de los smartphones y un 14% muestra ya síntomas de adicción.

¿Cómo ha respondido la gente? Depende. No todo el mundo ha reaccionado igual de bien a los intentos de Kouki por restringir el uso de las pantallas. Aunque no se trate de una norma de obligado cumplimiento ni haya multas por saltársela, hay quien cree que la sola existencia de la ordenanza supone una intromisión en la vida de los habitantes de Toyoake.»En una sola frase: no es asunto tuyo», reivindica Mariko Fujie, una de las políticas locales que ha votado en contra.

En su opinión, no hay «evidencia científica» que avale una norma que, advierte, tampoco tiene en cuenta la perspectiva de los jóvenes. «Muchos de mis partidarios consideran que es condescendiente. Esta ordenanza es un completo disparate».

¿Es Toyoake un caso único? Sí. Y no. El Ayuntamiento asegura que la suya es la primera norma de su tipo en Japón. Así la presentan también medios como The Japan Times o The Mainichi, que han resaltado su carácter pionero. Sea o no así lo cierto es que no es el primer intento de una institución pública japonesa por poner límites al uso de las pantallas entre la población. Sobre todo entre los jóvenes. 

Hace unos años Kagawa impulsó otra ordenanza que aspiraba a restringir el acceso de los más jóvenes a los videojuegos. Su objetivo: que los menores no les dedicasen más de una hora diaria durante la semana, un margen que las autoridades estaban dispuestos a ampliar a 90 minutos en vacaciones. En Yamato, otra localidad, también prohibieron usar el móvil a los peatones mientras caminan.

Imágenes | Yifei Wong (Unsplash) y Launde Morel (Unsplash)

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