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Cap del Pinar es un paraje de postal del norte de la isla de Mallorca. Acantilados, calas, arbolado y unas vistas únicas del Mediterráneo. Nada de eso ha impedido que esa pequeña lengua de tierra haya motivado un ‘rifirrafe’ institucional entre el Ayuntamiento de Alcúdia (21.000 vecinos), donde se ubica la pequeña península, y el Ministerio de Defensa. La razón: Cap del Pinar es un lugar privilegiado para los lugareños, pero también una Zona de Interés para la Defensa Nacional.
La pregunta es cómo de compatibles son ambos usos.
¿Qué ha pasado? Que el futuro del Cap del Pinar, un cabo situado al norte de la isla de Mallorca, ha provocado un encontronazo institucional entre el Gobierno y el Ayuntamiento de Alcúdia, la localidad en la que se localiza la lengua de tierra.
¿El motivo? Para el departamento que dirige Margarita Robles se trata de un espacio de «interés nacional» para la defensa. Para el Consistorio sin embargo es algo más: un espacio de «alto valor patrimonial y natural» que juega un papel importante en las tradiciones locales y no puede hurtarse a los vecinos.


¿De dónde viene el problema? Para entenderlo hay que remontarse unas cuantas décadas atrás, a principios de los años 40, cuando el Ejército inicio un expediente de expropiación forzosa de los terrenos de La Victòria. Su objetivo, recuerda El Confidencial, era instalar baterías militares y servicios auxiliares en varios puntos estratégicos de la isla mallorquina: Cap del Pinar y Cap Gros.
En 1947 el Ayuntamiento de Alcúdia (localidad en la que se sitúa el primero) aceptó la cesión, aunque incluyendo una letra pequeña que aclaraba que otorgaba el terreno de forma temporal y reservándose ciertos derechos. De aquello hace 79 años, pero la zona y sobre todo su aprovechamiento ha seguido dando que hablar.
¿Y eso, por qué? Porque la presencia del Ejército marcó el uso del entorno, que pasó a enfocarse en la defensa nacional. Tanto es así que ya entrado el siglo XXI el Ayuntamiento de Alcúdia y el Gobierno llegaron a un acuerdo para garantizar que los vecinos pudiesen disfrutar de Cap del Pinar, aunque con ciertas condiciones.
Según publicaba en abril de 2009 Diario de Mallorca, el pacto contemplaba que la gente pudiese visitar la base militar durante los meses de verano y respetando un cupo máximo diario de 50 personas. Antes, eso sí, necesitaban solicitar un permiso especial, lo que en la práctica disuade a no pocos vecinos. El resultado es que los lugareños han podido seguir disfrutando de la zona, aunque con limitaciones.
¿Y qué pasa ahora? Que el ejército quiere reforzar su presencia en ese pequeño (y privilegiado) saliente del norte mallorquín. Hace poco el ministerio comunicó al Ayuntamiento que quiere declarar «Zona de Interés para la Defensa Nacional» un cuartel situado justo en el camino del cabo. Dicho de otro modo, desea ampliar a 145 hectáreas la zona que ya usa como campo militar de maniobras y tiro.
Aunque el departamento de Margarita Robles todavía está tramitando el Real Decreto que le permitirá ampliar la «zona de interés», el aviso ha sido suficiente para poner en guardia al Consistorio balear, que no tardado en mover ficha.
¿Qué ha hecho? Hace unas semanas el pleno municipal acordó trasladar a Defensa un listado de alegaciones. Básicamente el Ayuntamiento advierte que la ampliación «podría condicionar competencias locales» en materia de urbanismo y patrimonio, además del uso del entorno. Porque si algo preocupa en Alcúdia es que sus vecinos pierdan el acceso a un espacio de «alto valor natural y patrimonial».
«Esta es nuestra principal reivindicación. No queremos tener que estar pidiendo permisos para subir», explica la alcaldesa, Fina Batlessa, a El Confidencial.
¿Por qué esa preocupación? Porque no se trata de una zona cualquiera. Más allá de su protección medioambiental, la península de Cap del Pinar es un espacio de tradición y disfrute para los vecinos. Se organizan excursiones muy populares, sin contar las calas (o caminos a calas) que se reparten por la zona.
La gran pregunta es… Si Defensa decide ampliar la zona militar, ¿cómo afectaría eso al uso que los lugareños hacen del entorno? Al fin y al cabo los vecinos tienen ya la experiencia de lo ocurrido con los terrenos cedidos en los años 40. De ahí que las alegaciones del Ayuntamiento aclaren que uno de sus objetivos sea «mantener la actividad excursionista y senderista», «garantizar el acceso sin autorización previa» y blindar las fiesta populares que se celebran en la Victòria.
«No debe suponer limitaciones injustificadas a los derechos de los ciudadanos y a la autonomía municipal. Alcúdia debe preserva su entorno y tradiciones», resume Linares en Diario de Mallorca. En sus alegaciones el Consistorio pide por ejemplo que la ampliación de la zona militar no interfiera con «la actividad senderista y excursionista» ni suponga una «merma a la libre circulación de personas» durante las fiestas. Los cazadores dispone también una licencia vigente hasta 2028.
¿Qué dice Defensa? El tema ha generado tanto revelo que el Ministerio de Defensa ha salido ya a aclarar que la ampliación no afectará al disfrute de la zona. También ha matizado que no aspira a otras 145 hectáreas extra, sino que esa será la superficie total que gestionará tras el cambio, incluida las que ya controla desde los años 40. Para ser más precisos, el foco lo centra en un tramo de terreno de 400 metros que dejará bajo su gestión un tramo de carretera y parte del entorno.
¿Afectará eso a su uso público? Hace unos días el departamento de Robles garantizaba a Diario de Mallorca que tanto los excursionistas como los cazadores podrán seguir disfrutando de la zona «sin problema». Eso no ha impedido que el debate haya escalado incluso más allá de la política local y regional, llegando al Congreso, donde Sumar Més ha registrado varias preguntas sobre el tema.
Imágenes | Wikipedia (Frank Vincentz) y Selvatgi (Flickr)