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El dominicano Yoel Morales dirige La bachata de Biónico, un falso documental que mezcla marginalidad social, realismo mágico y amor verdadero.

El guion, escrito por el propio Morales junto a Cristian Mojica, está protagonizada por Manuel Raposo y el artista de arte urbano El Napo.

La película se estrenó internacionalmente en el festival de cine South by Southwest (SXSW), en el que se hizo con el Premio del Público en la sección Global.

Aunque en SOYDECINE ya hemos podido disfrutar de ella, aún no hay fecha confirmada para su estreno en salas españolas.

Sinopsis de La bachata de Biónico

Biónico, un hombre con una fuerte adicción a las drogas, acepta la propuesta de rodar un documental sobre su día a día.

Las cámaras le siguen mientras se esfuerza en dejar ese mundo y recaudar dinero para recibir en condiciones a la mujer que ama y que está a punto de salir de un centro de rehabilitación.

Crítica de La bachata de Biónico

Más allá de catalogarla como falso documental, es difícil definir esta bendita locura. A ratos hilarante, a ratos devastadora, absurda y a la vez tremendamente auténtica. Todo eso es La bachata de Biónico, gracias a un inspirado guion, una dirección impecable y unas actuaciones sobresalientes.

El falso documental llevado al absurdo

Hay un riesgo importante a la hora de enfrentarse a la realización de un falso documental. Si en el cine, las actuaciones son la pieza que hace que todo lo demás encaje, en un mockumental hacernos creer que lo que vemos es real y que las personas que están ante la cámara no están interpretando sino siendo ellas mismas es fundamental para que todo funcione. De lo contrario, la pretendida naturalidad que se quiere conseguir puede fácilmente convertirse en artificio.

Las actuaciones de Manuel Raposo y El Napo son tan inspiradas, que Morales y Mojica se pueden permitir llevar a sus personajes a situaciones extremadamente esperpénticas sin que la cinta pierda su frescura y su halo de espontánea realidad.

Acercándose al realismo mágico en algunos momentos, Biónico y Calvita viven todo tipo de situaciones en una especie de viaje plagado de contratiempos, tan unidos y disparatados como Don Quijote y Sancho Panza.

El tratamiento de los personajes

Pronto entendemos que Biónico y Calvita solo son dos amigos que intentan sobrevivir y sacar lo mejor que la vida les puede ofrecer en el entorno marginal por el que se mueven.

A pesar de lo ridícula que pueda resultar la manera que ambos tienen de enfrentarse a su realidad diaria y lo cómico de los embrollos en los que se ven envueltos, nunca tenemos la sensación de estarnos riendo de ellos. Al menos, no de manera cruel.

No importa lo bajo que les veamos caer, siempre parecen conservar un punto de dignidad que despierta nuestra empatía más sincera.

Su fuerte concepto de amistad y el amor que Biónico le procesa a la Flaca, dotan a los personajes de una humanidad con la que es difícil no conectar desde el principio.

Los actores y actrices de reparto

Sería injusto alabar únicamente a los dos actores principales. A su alrededor, orbitan una serie de personajes tan marginales y bien interpretados como ellos, que elevan el contexto social en el que se desarrolla la trama.

Todos ellos ayudan a definir los parámetros de esa sociedad tan decadente (desde fuera) pero más llena de códigos morales y vínculos de lo que se puede anticipar.

Los que tienen más de peso son Yasser Michelén, como el exnovio de la Flaca y la propia Flaca, interpretada por Ana Minier, en su debut cinematográfico.

Las escenas entre Michelén y Raposo son de las más divertidas de la película.

Una edición muy dinámica

La edición de Yoel y Patricia Pepén es otro de los aspectos destacables. La bachata de Biónico tiene un ritmo tan frenético, sobre todo en los compases iniciales, que antes de darnos cuenta ya se nos han ido casi la mitad de sus 80 minutos de metraje.

Las situaciones se suceden ante nosotros de manera vertiginosa, pasando de unas a otras en el momento justo, sin alargues excesivos o sensación de cortes demasiado tempranos.

Uno de los problemas que suelen tener las producciones de corte cómico, es la extensión innecesaria de gags o sketches hasta hacer que pierdan parte de su gracia.

El humor tiene que aparecer de forma inesperada y pillarnos con la guardia baja para ser efectivo. Una vez superado ese momento de conmoción ante lo absurdo, hay un gran riesgo de caer en la vergüenza ajena o en el tedio de lo reiterativo.

Nada de eso sucede en el arco narrativo de Biónico y Calvita, todo sorprende e impacta y, cuando parece que le estamos tomando el pulso a la escena, la siguiente nos golpea con fuerza en la otra mejilla.

Nuestra valoración de La bachata de Biónico

El dominicano Yoel Morales construye un falso documental frenético, divertido y emotivo a partes iguales.

El ingenioso guion, el cariño con el que trata a sus personajes, una edición vertiginosa y unas actuaciones sobresalientes, hacen de La bachata de Biónico un película de lo más recomendable.

Estamos ante una producción indefinible. Una de esas películas que no pueden ser contadas y que tienes que ver con tus propios ojos.

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