A la hora de buscar tratamientos contra el cáncer, el papel del sistema inmunitario es esencial. El propio organismo puede utilizar sus defensas para combatir las células tumorales por sí solo, pero también se puede estimular a través de fármacos para que lo haga más eficientemente. El problema es que hay un tipo de tumores, conocidos como tumores inmunitarios fríos, que pasan desapercibidos al sistema inmunitario, de modo que pueden proliferar sin obstáculos. Para intentar solucionar este problema, un equipo de científicos de la Universidad Johns Hopkins ha estado estudiando el caso contrario, el de los tumores calientes. Así, han encontrado el interruptor que pone en marcha el ataque inmunitario y han buscado la forma de llevarlo hacia los tumores fríos. Eso sí, de momento SOLO EN RATONES.
Su hallazgo es muy interesante, ya que, si se logra extrapolar a humanos, se convertiría en un paso previo a los tratamientos contra el cáncer basados en inmunoterapia. Se eliminarían las barreras del tumor y, ya totalmente desprotegido, se atacaría con todo el arsenal inmunitario.
En el estudio se han probado estos interruptores con tumores de mama, páncreas y músculos; pero, de nuevo, es importante recalcar que solo lo han hecho en ratones. Queda aún mucha investigación por delante.
¿Cómo encontraron el interruptor inmunitario de los tumores calientes?
La gran diferencia entre los tumores fríos y los tumores calientes reside en los TLS. Estos son grupos de linfocitos T y B que actúan coordinando la respuesta inmunitaria en áreas de inflamación crónica, como puede ser un tumor. Imaginemos que tenemos un bosque en el que se ha perdido una persona y hay un montón de voluntarios que quieren ayudar, pero la realidad es que no saben cómo. Los TLS son el equipo de cuerpos de seguridad que acuden a la zona para coordinar la búsqueda. Sin ellos, posiblemente los voluntarios vagarían por el bosque, pero difícilmente encontrarían a la persona desaparecida.


Los TLS están muy presentes en los tumores calientes, pero no en los fríos. Por eso, estos científicos analizaron las señales asociadas a distintas proteínas en un grupo de ratones afectados por un tumor caliente y las compararon con las de ratones con tumores fríos. Se vio que hay dos moléculas inmunoestimulantes que sirven como señal para la síntesis de dos proteínas que ponen en marcha toda la organización del sistema inmunitario.
Cuando utilizaron esas moléculas en ratones con tumores fríos, el panorama cambió por completo.
Las autoridades llegaron a organizar la respuesta inmunitaria
Tras utilizar las dos moléculas inmunoestimulantes, comenzaron a acudir al tumor una gran cantidad de linfocitos TCD8+, encargados de inhibir el crecimiento tumoral. Además, crecieron nuevas vénulas endoteliales, unos vasos sanguíneos que sirven como vía de entrada para las células del sistema inmunitario al interior del tumor. Las barreras ya estaban abiertas.
Una gran cantidad de linfocitos T y B penetraron en el tumor, actuando como TLS y organizando toda la respuesta inmunitaria. Las células B se transformaron en células plasmáticas, cuyo papel es la síntesis de anticuerpos específicos. Esto ocurre también cuando nos enfrentamos a cualquier agente patógeno. Se generan anticuerpos que están especializados en atacar a ese agente en concreto. En este caso, su especialidad es atacar a las células del tumor. Además, después se produjeron células de memoria, capaces de generar anticuerpos específicos mucho más rápido si vuelve a aparecer el tumor. Es la vía por la cual a menudo quedamos protegidos frente a una enfermedad cuando ya la hemos pasado. También es la vía que utilizan las vacunas. Y, en este caso, es una forma de evitar recaídas tumorales.
Las TLS ayudaron también a reclutar tanto linfocitos T CD4+, cuyo papel es activar a los linfocitos B, como más linfocitos T CD8+. Con todo esto, ya empieza a girar la rueda inmunitaria y la respuesta defensiva se hace cada vez más potente.


Todo listo para los tratamientos contra el cáncer
El hecho de activar las TLS de los tumores fríos no solo es útil para que el sistema inmunitario de los ratones ataque el tumor. También deja las células tumorales a merced de los tratamientos contra el cáncer basados en inmunoterapia. Si esto se logra replicar en humanos, estaríamos ante una arma muy potente para combatir estas terribles enfermedades. Y aquí es importante el plural, porque cáncer no hay solo uno. Son muchísimos, por lo que se necesitan la mayor cantidad posible de armas para enfrentarlos. Unas serán más eficaces frente a unos y otras contra otros. Esta sería una adquisición perfecta para el arsenal antitumoral.