Hubo un tiempo en el que en las mesas de los hogares españoles podían faltar muchas cosas, pero nunca el pan. Eso jamás. La barra era un indispensable de la alimentación, uno de sus pilares, tan firme que incluso acabó dejando huella en el refranero. Las cosas han cambiado y ahora resulta cada vez más difícil encontrar pan en los hogares a la hora de la comida. Y para muestra, un botón: su consumo per cápita (al menos el doméstico) se ha desplomado en la última década.
La gran pregunta es… ¿Por qué?
Menos pan en casa. En las mesas y alacenas españolas es cada vez más difícil encontrar barras de pan. Aunque durante mucho tiempo fueron uno de los pilares de la alimentación (tanto, que se ha colado en el refranero popular), los hogares parecen estar dándole la espalda poco a poco. Y nadie sabe muy bien por qué.
El último recordatorio de hasta qué punto hemos perdido interés por el pan lo dejaba ayer la agencia EfeAgro en una crónica que arranca con un dato revelador: de media un español consume hoy un 25% menos que hace apenas una década.
¿Tanto ha bajado el consumo? Para responder a esa pregunta viene bien echar un vistazo a los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Para ser más precisos a las cifras de su panel de consumo, en los que detallan «los datos de consumo alimentario en los hogares españoles». El matiz es importante porque sus resultados muestran básicamente el comportamiento doméstico, las compras y el consumo que se hace dentro del hogar, no en el canal extradoméstico.
Cuando se analizan sus datos sobre el pan la lectura es clara: hoy consumimos menos (mucho menos) que hace unas décadas. Y como siempre dice más una cifra que una larga explicación, aquí va un cuadro con la evolución de la demanda. Los datos muestran el consumo per cápita anual medido en kg, aunque hay que aclarar un detalle: el concepto «pan» se ha mantenido inalterable en la serie histórica, pero no sus diferentes clasificaciones, que han ido cambiando, combinando conceptos como el de «pan fresco», «sin envasar» o «pan industrial» y «envasado».
Pan (total) |
Pan fresco |
Pan industrial |
|
---|---|---|---|
1990 |
56,4 |
52,9 |
3,5 |
2000 |
50,1 |
46,4 |
3,7 |
2010 |
36,3 |
30,8 |
5,5 |
2020 |
32,8 |
26 |
6,8 |
2024 |
27,4 |
21,5 |
5,9 |
Echando la vista atrás. La caída es aún más pronunciada si ampliamos el foco y nos fijamos en cómo se comportaban los españoles en los años 60 y 70. Aunque los criterios de cálculo pueden haber variado, los datos del Ministerio de Agricultura muestran que en 1964 el «consumo de cereales panificables en España» rondaba los 92,5 kg por habitante y año. En los 70 esa media era ya de 76,6 kg.
El último anuario publicado por el Gobierno, con datos a cierra de 2024, muestran que el consumo per cápita total de pan cayó en el país un 0,2% con respecto al año anterior, aunque ese descenso no fue generalizado: ‘pinchó’ el consumo de pan fresco normal, mientras creció la demanda del integral, sin sal e industrial.
¿Son todo datos negativos? No. Hace poco el Ministerio de Alimentación publicó un informe con datos del año comprendido entre agosto de 2024 y julio de 2025 que muestran que las compras de pan han repuntado en general un 3,9% durante ese período, dejando el consumo anual por habitante en 27,8 kilos.
Sigue estando sensiblemente por debajo de los 34,9 kg de 2015, pero sigue suponiendo un incremento. El pan puede presumir además de tener un nivel de penetración casi absoluto en los hogares españoles, alcanzando más del 99,8%, y genera al año un negocio de miles de millones de euros. Para ser más precisos, los datos acumulados entre agosto de 2024 y julio de 2025 hablan de 3.400 millones.
Buscando las causas. La gran pregunta llegados a este punto es… ¿Por qué consumimos menos pan en casa hoy que hace unas décadas? EfeAgro recuerda que en los últimos diez años su precio se ha encarecido casi un 29%, aunque los datos del IPC de septiembre muestran que al menos en el último año se mantuvo por debajo del índice general de precios: un 1,2% frente al global del 3%.
La caída de consumo parece responder más bien a cambios en los hábitos de consumo: una mayor disponibilidad de alternativas al pan, una dieta más variada, un aumento del consumo en locales fuera del hogar… «Hay una tendencia a la baja desde hace años en España, hay que tener en cuenta que cuando las sociedades se vuelven más prósperas se reduce el consumo y se empiezan a usar otras fuentes», explicaba ya 2022 a El Español Jorge de Saja, de la Asociación Española de la Industria de Panadería, Bollería y Pastelería. Otra clave que apuntan desde el sector es el aumento de variantes (como el integral) más saciantes.
«No coma usted pan». Hay quien aporta otra explicación para la caída de consumo de pan: «La percepción de que es un alimento que puede engordar», lamentan desde Asemac. Lo recordaba también en 2016 Ángeles Carbajal Azcona, del Departamento de Nutrición de la Universidad Complutense de Madrid, en un artículo en el que, citando a otros autores, recordaba que el «consejo dietético» de algunos especialistas para perder peso es: «No coma Usted pan».
«Los estudios epidemiológicos que intentan mirar la relación entre el consumo de pan y peso corporal, suelen ver que las personas que consumen con más frecuencia pan tienen más riesgo de obesidad, diabetes y aumento de peso», aclaraba en 2024 Jordi Salas-Salvadó, catedrático, a El País. «El problema está en que esos estudios se hacen con el pan actual, que no es lo mismo que el tradicional, con masa madre y fermentación larga: el pan tiene un índice glucémico alto, pero el artesanal tienen más proceso de fermentación y eso hace que el índice glucémico sea más bajo».
Imagen | Diana Krotova