Hello, London!
Con un mensaje simple y sencillo, Waymo ha confirmado que el próximo año quiere operar con sus robotaxis sin conductor en la ciudad de Londres. De momento, al compañía tiene que trabajar con las autoridades para ganarse su favor si quiere disponer de plena disponibilidad el próximo año.
Es una prueba de fuego para la conducción completamente autónoma en Europa.
Lo que ya se sabe. Aunque en numerosos medios de comunicación se ha comentado que Waymo ofrecerá viajes sin conductor el próximo año, lo cierto es que esto no es del todo así. Lo que Waymo ha anunciado es su intención de poder ofrecer este servicio pero antes tiene que ganarse la confianza de los reguladores.
De momento, la compañía que nació de una escisión del coche autónomo de Google empezará a operar con un humano tras el volante en espacios concretos dentro de la ciudad. Una vez que obtenga el visto bueno de las autoridades será cuando pueda ofrecer este servicio a los ciudadanos.
¿Por qué Londres? La elección de Londres por parte de Waymo no es casual. Ni si quiera es la única compañía que aspira a poner en la calle coches completamente autónomos en la ciudad inglesa. Uber y Lyft también tienen sus propios planes. Si Londres acaba por dar el visto bueno a alguna de estas empresas, será la primera ciudad de Europa en la que se permita este servicio.
Los anuncios han ido llegando en cascada desde que el pasado mes de junio se confirmara que Reino Unido aspira a permitir estos servicios a partir de la primavera de 2026. El Departamento de Transporte británico ha adelantado los plazos un año y esperan que en 2027 los servicios puedan estar activos en todo el país.
Una prueba de fuego. Aunque hasta tres empresas ya han mostrado su intención de poner sus coches en la calle, lo que veremos en Londres será la confirmación de si la tecnología es lo suficientemente madura para que los coches circulen correctamente por las ciudades europeas.
Londres, como buena parte de las ciudades europeas, no planificaron el centro de sus ciudades que se remontan al medievo. El entramado de calles estrechas, cruces complejos, rotondas y un mayor número de peatones es todo un desafío para unos robotaxis que deben poder procesar una cantidad de variables casi inimaginable en tiempo real.
Y es que la variedad de escenarios y los peligros a los que se enfrenta cualquier coche en el centro de las ciudades europeas se ha presentado como el principal escollo para las compañías que pretenden poner sus robotaxis en las calles pero también para empresas como Tesla que aspiran a disponer de sus sistemas de conducción autónoma más avanzados.
Con pies de plomo. Aunque Reino Unido cuenta con sus propios planes, lo cierto es que Europa se ha manejado con pies de plomo en el terreno de la conducción autónoma. De momento, solo Mercedes tiene permiso para circular sin que el conductor preste atención a lo que tiene delante. Eso sí, en carreteras previamente mapeadas, con buena iluminación y a un máximo de 60 km/h. Es decir, el sistema es tan caro como lento.
El otro actor que lleva la delantera es Ford. La compañía norteamericana tiene permiso para que sus conductores circulen sin manos en Reino Unido y a lo largo de miles de kilómetros dentro de la Unión Europea. Eso sí, las carreteras tienen que estar previamente mapeadas y el conductor debe estar en disposición de tomar los mandos inmediatamente si la situación así lo requiere.
Las compañías, sin embargo, llevan tiempo presionando para que Europa agilice una regulación que no parece llegar nunca. La más activa ha sido Tesla que ha publicado vídeos donde se ve a coches con el Full Self Driving activado circular de forma completamente autónoma en espacios tan complicados como Roma o París.
La seguridad. El gran problema al que se enfrentan las compañías es a la seguridad. Waymo asegura que sus coches tienen un 78% menos de posibilidades de sufrir un accidente con lesiones que un humano. Y la página web donde anuncian sus intenciones en Londres es una referencia continua a sus sistemas de seguridad.
El gran escollo para las empresas es convencer de que esto es cierto porque cuando un vehículo de este tipo juega un papel protagonista en un accidente con fallecidos genera más desconfianza que si el vehículo lo conduce un ser humano. Hay que tener en cuenta que el coche autónomo tiene que convivir con las decisiones de otros seres humanos por lo que las consecuencias, en parte, de un accidente pueden escapar a su control.
A esto hay que sumar que el vehículo debe entender sin fallos qué debe hacer en cada momento. Eso puede suponer un importante escollo cuando se produce un fallo informático, una pérdida de conexión o, sencillamente, a una situación nueva que nunca había sido contemplada. En San Francisco, por ejemplo, los coches de Cruise han sido acusados de entorpecer los servicios de emergencia.
¿Qué hay en juego? Según las perspectivas más optimistas, un negocio cercano a 600.000 millones de dólares en menos de una década para la conducción. autónoma (incluyendo los posibles servicios que incorporen los fabricantes a sus clientes particulares. Es la gran esperanza para unas compañías que ya han quemado decenas de miles de millones de dólares.
Evidentemente, el negocio está en una reducción drástica de los costes operacionales lo que pone en riesgo a los conductores humanos. De momento, en The Guardian recogen que los taxistas han recibido la noticia con escepticismo, apuntando a que el servicio de Waymo en Estados Unidos se parece más a una atracción turística que a una alternativa más de movilidad.
Foto | Waymo y Joshua Ziß