OpenAI ha lanzado Atlas, su primer navegador, y Alphabet ha visto evaporarse 150.000 millones de dólares de capitalización bursátil en cuestión de horas. Las acciones cayeron un 4,8% poco después del anuncio, recuperándose ligeramente hasta cerrar con un descenso del 2,4%.

La reacción del mercado no fue casualidad: Atlas no es (solo) Chrome con un chatbot pegado encima, es un navegador pensado desde cero alrededor de ChatGPT.

Por qué es importante. Durante dos décadas, Google ha controlado cómo accedemos a Internet mediante una combinación letal: Chrome como puerta de entrada y Google Search como destino obligado. Atlas rompe esa lógica.

  • Si tu navegador tiene un asistente de IA con memoria que recuerda tus preferencias, ejecuta tareas complejas por ti y responde directamente a tus preguntas, la barra de búsqueda tradicional deja de tener sentido.
  • No se trata por tanto de una mejora incremental, sino de un cambio de paradigma en la forma en que navegamos.

En detalle. Atlas elimina la barra de direcciones como centro neurálgico del navegador y la sustituye por ChatGPT. Los usuarios pueden abrir un panel lateral en cualquier ventana para resumir contenidos, comparar productos o analizar datos sin cambiar de pestaña.

Pero la funcionalidad estrella es el «modo agente«, reservado de momento para suscriptores de pago: ChatGPT toma literalmente el control del ratón y el teclado, navega por la web en tu nombre, completa formularios, investiga opciones de viaje, añade ingredientes al carrito de la compra.

En la demostración de ayer, un desarrollador de OpenAI mostró cómo el agente encontraba una receta y compraba automáticamente todos los ingredientes, un proceso que tardó varios minutos pero que no requirió intervención humana.

  • La «memoria del navegador» es otra pieza clave. Atlas puede recordar qué has buscado antes, qué sitios has visitado y qué proyectos tienes entre manos, usando esos datos para sugerir acciones o automatizar rutinas que detecta en tu comportamiento.
  • Todo es opcional, pero el mensaje es claro: OpenAI quiere que Atlas te conozca mejor que tú mismo. Nada nuevo con la IA.

Las cifras. OpenAI tiene 800 millones de usuarios activos semanales de ChatGPT, el doble que en febrero. Chrome cuenta con 3.000 millones y el 71,9% de cuota mundial. Google controla el 90% del mercado publicitario en búsquedas.

Atlas suena a preludio de la publicidad llegando a ChatGPT. De alguna forma tienen que monetizar a los usuarios gratuitos, que no solo no pagan a OpenAI, sino que les cuestan dinero. Y si OpenAI entra en la publicidad, Google tiene más que perder: pueden ser ingresos que dejan de llegarles a ellos.

Sí, pero. Las pruebas iniciales de agentes de ChatGPT han mostrado resultados lentos e imprecisos, donde es muy efectista ver al navegador hacer tareas por nosotros, pero también mucho más lento que si nosotros nos encargamos de unos pocos clics. Además, las alucinaciones siguen ahí.

  • Google tiene un problema estructural: su negocio depende de que la gente haga clic en anuncios.
  • Si Atlas entrega respuestas directas sin visitar páginas web, Google pierde.
  • Ha integrado Gemini en Chrome y añadido resúmenes de IA en los resultados, pero la base de su modelo sigue siendo la misma.

Internet Explorer parecía invencible en 2007. En cinco años, Chrome lo había superado ofreciendo algo sustancialmente mejor. La caída de 150.000 millones en la capitalización de Alphabet es la señal de que los inversores creen que hay posibilidades de que la historia pueda repetirse.

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