Las auroras suelen ser típicas de lugares cercanos a los polos terrestres. En el polo norte se forman las auroras boreales y en el sur las australes. Sin embargo, el pasado mes de mayo se formaron auroras en lugares mucho más alejados. Incluso en España pudimos disfrutar de auroras boreales. Fue un suceso excepcional causado por un episodio de alta actividad solar. Cuando todo pasó, se avisó que a lo largo de este año podría repetirse el espectáculo, pues estamos cerca del pico del actual ciclo de actividad de nuestra estrella. Y podría ser que esa nueva oportunidad para ver auroras llegue este fin de semana.
Un ciclo solar dura aproximadamente 11 años. En ese tiempo, la actividad solar sube poco a poco, alcanza un pico y empieza a bajar de nuevo. Cuanto mayor es la actividad solar, más probable es que se formen auroras lejos de los polos. Actualmente estamos en un ciclo solar bastante intenso y, para más inri, cerca de su pico.
Se ha detectado una gran mancha solar que podría eyectar masa coronal en los próximos días. Esto significa que se expulsará abruptamente una gran cantidad de partículas cargadas que, al interaccionar con las moléculas de gases de nuestra atmósfera, podrían formar auroras boreales.
¿Cómo se forman las auroras?
Las manchas solares son zonas de la superficie de nuestra estrella donde la actividad magnética es muy elevada. El campo magnético en estas regiones es unas 2.500 veces mayor que el de la Tierra. Tan intenso y concentrado que impide que el flujo de gas caliente que se forma en el sol se desplace a la superficie. Eso provoca que sean áreas mucho más frías que su alrededor. Al observarlas desde la Tierra a través de telescopios se ven como parches oscuros. Por eso se conocen como manchas.
Cuanto mayor es la actividad del Sol, más manchas solares hay. Es en esas manchas donde normalmente se forman llamaradas y eyecciones de masa coronal. Las primeras son ráfagas muy intensas de radiación, mientras que las segundas consisten en la expulsión de plasma cargado eléctricamente.
Las llamaradas pueden interferir con las telecomunicaciones y los sistemas eléctricos terrestres y las partículas de plasma cargadas pueden dar lugar a las auroras.


Esto se debe a que excitan las moléculas de los gases de nuestra atmósfera, provocando que expulsen energía en forma de luz visible. Esta tiene colores que dependen del gas que se haya excitado. El oxígeno libera fotones en el rango del rojo y el verde y el nitrógeno en el del azul y el violeta. También hay variaciones dependiendo de la altura.
Esto se debe a que los fotones rojos que se liberan con el oxígeno tardan casi dos minutos en liberarse. Si en ese tiempo el átomo excitado choca con otro, se detiene el proceso y el fotón no llega a salir. En las capas más altas de la atmósfera hay menos concentración de oxígeno, por lo que es más probable que los fotones lleguen a liberarse sin chocar. Con los fotones verdes ocurre algo muy diferente, ya que estos se liberan en menos de un segundo. No importa que haya muchos átomos juntos, pues la luz saldrá despedida antes de que lleguen a chocar. Por eso, en las capas más bajas de la atmósfera predomina el verde.
¿Qué está pasando ahora en el Sol?
Los astrónomos han detectado una mancha solar muy activa en los últimos días. Esto ya está provocando efectos muy claros en la Tierra. Por ejemplo, recientemente hubo un apagón de ondas de radio en Hawái. Ya hemos visto que la radiación puede interferir con las telecomunicaciones.
Si se está liberando gran cantidad de radiación, posiblemente se libere también una gran cantidad de masa coronal. Las auroras boreales se forman normalmente en los polos porque el campo magnético terrestre impide que las partículas cargadas crucen hasta nuestra atmósfera. El campo magnético es más grueso en el centro y se debilita hacia los extremos. Por eso, en los polos las partículas cargadas pueden cruzar sin problema.
Ahora bien, si la actividad solar es muy intensa, se puede eyectar tal cantidad de partículas cargadas que ni siquiera las zonas más gruesas de campo magnético podrían frenarlas. Como consecuencia, se forman auroras mucho más lejos de los polos, como ya ocurrió en mayo. Los expertos creen que, si ocurre lo mismo, será en las noches del 4 y el 5 de octubre. O sea ya. No es seguro, pues las auroras no se pueden predecir al 100%. Pero no perdemos nada por salir y echar un vistazo al cielo.