Luego de casi tres años, la segunda temporada de El juego del calamar continúa la violenta historia que sorprendió al mundo en 2021. Más grande, sangrienta y retorcida, esta vez el circuito de competencia en el que cada participante deberá matar o morir, se enfoca en un dilema. El de detener lo que ocurre en la arena a cualquier precio. En especial, demostrar que aunque parezca que los jugadores tienen opciones, en realidad todo conduce a la muerte. Eso, para mayor diversión retorcida del público VIP en platea.
La nueva entrega de la producción, tiene un final incluso más impactante de lo que cabría suponer, al estar confirmada su inmediata continuación. Eso, debido a que los juegos no han terminado en realidad cuando la serie culmina. Seong Gi-hun (Lee Jung-jae), que pasó buena parte de los capítulos luchando para detener la competencia, se encuentra en mitad de un estallido de violencia. Como se recordará, los organizadores de los siniestros juegos brindan una oportunidad de detenerlos en una votación pública que se contabiliza de manera manual.
La intención de Gi-hun era manipular a los jugadores para lograr deliberadamente que la decisión sea culminar con el enfrentamiento. Solo que no contaba que, al final, la votación quedaría empatada, llevando la tensión a un nuevo nivel. Algo que provoca una sangrienta pelea en los baños de hombres, que deja cinco asesinatos a su paso. Por lo que el plan de Gin-hu tiene un triunfo crucial. Eso, debido a que el grupo de jugadores que desean continuar los juegos, perdió 3 miembros y el suyo, únicamente dos. Lo que inclinaría la balanza a favor de los que insisten en culminar el macabro espectáculo de inmediato.
Un truco ingenuo en medio de la violencia


Por supuesto, nada es tan sencillo. Como líder visible de los que desean sabotear los juegos, Gi-hun se ha convertido en un objetivo. Por lo que supone — con razón — que intentarán matarlo, para empatar el conteo y dar la oportunidad a sus contrincantes de, al menos, tener un margen de maniobra. Ya sea para convencer a otros jugadores de quedarse — e intentar ganar — o matar a alguien más. Sabiendo que las posibilidades de ser asesinado son considerables, propone un plan a su equipo.
En esencia, todos deberán aprovechar el inminente ataque durante la noche contra cualquiera de ellos. Un estallido de violencia que, con toda seguridad, se volverá incontrolable antes que cualquiera pueda detenerlo. El plan de Gi-hun consiste en convertir a la arena, en un territorio confuso, en el que nadie sepa bien a quien ataca. Por lo que indica a sus seguidores se escondan debajo de las literas y permitan que la situación aumente de gravedad en medio de la oscuridad y el caos.


La maniobra se basa en un punto de vista simple. Debido a que la competencia está pensada para ser un espectáculo para los VIPS, Gi-hun supone que los Hombres Enmascarados, llegarán para sofocar la lucha antes que todos estén muertos. Por lo que la estrategia implica, aguardar la llegada del grupo que está dispuesto a atacar para continuar en la arena y permanecer escondidos. Todo, para que cuando los jugadores se maten entre sí y los vigilantes deban actuar, los que desean salir de los juegos puedan tomar ventaja. Esto es: enfrentar a los guardias, arrebatarles disfraces y armas, para finalmente salir de la arena.
Algo sale mal en ‘El juego del calamar’


La mayor parte del plan de Gi-hun sale bien. Él y sus seguidores consiguen no solo sobrevivir al ataque nocturno, sino que haciéndose pasar por muertos, atacan a los Enmascarados. Al final, logran robar sus armas y organizar un levantamiento. Aunque no todos los personajes aceptan luchar, la rebelión tiene el suficiente apoyo entre los sobrevivientes, para salir del dormitorio y correr hacia la sala de control. No obstante, en pleno esfuerzo, son emboscados por los guardias. La mayor parte de los rebeldes terminan asesinados.
A pesar de sus esfuerzos, Gi-hun y Jung-bae (Lee Seo-Hwan) no logran llegar nunca a la sala de control. Sin balas y en mitad de un protocolo de emergencia, se encuentran en terreno de nadie. Es entonces cuando el Líder (Lee Byung-hun), hace su jugada maestra. Hasta entonces, ha formado parte de los juegos como un participante más, un giro de trama que se oculta hasta el último capítulo. Para cuando el ataque comienza, de inmediato toma medidas para detenerlo. A través de las transmisiones del walkie entre guardias, hace creer a todos que El Líder, es decir, él mismo, está muerto.


Gi-hun, convencido que todavía hay una posibilidad de escapar, intenta hacerlo. Solo para caer en la trampa de una arremetida. Y aunque sobrevive, Jung-bae termina por ser asesinado. Finalmente, se revela que Los Enmascarados siempre estuvieron preparados para evitar el levantamiento y que hubo pocas posibilidades — quizás ninguna — de vencerles.
Otro enemigo a la sombra


Por último, Hwang Jun-ho (Wi Ha-joon), el policía infiltrado de la primera temporada de El Juego del Calamar, que podría ser la última esperanza de los jugadores, termina también por ser engañado. Durante toda la temporada, hubo la posibilidad de rastrear a Gi-hun hasta la isla y detener los juegos con la llegada de un regimiento policial. Eso, gracias a que el jugador acordó llevar un rastreador que permitiera localizar el circuito de competencia. Pero terminó por perder el dispositivo a mano de los guardias. Lo que provocó que Jun-ho y el Capitán Park (Hwang In-ho) perdieran de inmediato el rastro.
Pero no todo fue obra de la casualidad. Al final, el argumento descubre que Park está trabajando con los organizadores de los juegos. Por lo que siempre estuvo engañando a todos o llevándolos a la dirección equivocada. El capitán incluso mata a alguien de su equipo, para mantener su secreto oculto. No obstante, no hay información desde cuándo trabaja para el sistema que controla la isla. Un punto que seguramente se explorará en la tercera — y final — temporada de El juego del calamar.


El juego del calamar se guarda un último secreto espeluznante para su singular escena poscréditos. Las secuencia, que tiene una duración de diez segundos, muestra a tres jugadores (Jugador 096, Jugador 100 y Jugador 353) caminando detrás de la muñeca asesina Young-hee. A continuación, la cámara muestra un primer plano del tétrico personaje, para luego presentar una imagen de otro muñeco, tan enorme y amenazante como la primera. El artefacto tiene la apariencia de un niño que usa sombrero verde y camisa a rayas a juego.
Se trata de Cheol-su, que en los libros infantiles coreanos, es el mejor amigo de Young-hee. Que, evidentemente, se convertirá en una prueba mortal a superar en la venidera tercera temporada. Para confirmar esa posibilidad, la escena poscréditos culmina con una luz roja apagándose y una luz verde encendiéndose. Lo que confirma, lo dicho por el creador de la serie, Hwang Dong-hyuk, que para celebrar el anuncio de la segunda temporada, dejó un mensaje en la cuenta oficial de Netflix. “También conocerá al novio de Young-hee, Cheol-su”. Un detalle siniestro a tener en cuenta para el futuro de El Juego del Calamar.