Llega la primavera, y con la estación se echan al vuelo los sueños colectivos. Uno de ellos, el que puede ser el más importante del deporte venezolano, es pensar en la posibilidad cierta de la clasificación de la selección Vinotinto al Mundial de 2026. Es un sueño de fervientes anhelos, pero también de desesperación ante la revisión minuciosa del calendario pendiente, y con él, inminente posibilidad de no llegar en los cuatro partidos por jugar. Venezuela, con 15 robustos puntos en las alforjas, podría llegar a 21 venciendo en los dos en suelo propio, una cantidad que podría ser suficientes para terminar en el séptimo lugar y con esa contabilidad alcanzar la gloria mundialista.

Revisamos lo pasado recientemente, y vemos que para el Mundial Rusia 2018 Paraguay, por entonces en ese esa séptimo escalón, llegó con 24 puntos, una absoluta quimera para el equipo nacional. No obstante, para el Catar 2022, el lugar lo ocupó Chile con 19, un número sin dudas apetecible para el seleccionado del país…

Pero, ¿podrá la Vinotinto sumar hasta terminar con los 21? Echemos un vistazo, tratanto de ser lo más objetivos posible, al panorama por venir. Enfrentará, en su partido de arranque en la ronda final en Maturín, a Bolivia, que tiene 14; ganando Venezuela llegaría a 18. Aunque no queremos ser apocalípticos ni autores de malos presagios, y pensando que podría perder sus partidos en Montevideo ante Uruguay, en Buenos Aires con Argentina y en suelo propio frente a Colombia, se estacionaría en esos 18. Pocos, dependiendo de lo que vaya a pasar especialmente con los bolivianos, Perú y Chile. Los verdes caerían ante Colombia en Barranquilla, pero suponiendo que en El Alto, su fortaleza inexpugnable, venzan a Chile y a Brasil, llegarían a 20, demasiados para Venezuela.

Perú, a su vez, perdería con Colombia y Uruguay, pero al ganar a Ecuador y Paraguay llegaría a 16. Y Chile perdería con Colombia y Brasil y debía vencer a Argentina y Uruguay, para terminar por igual en 16…

Así las cosas, y guiándonos por estas conjeturas, solo Bolivia es enemigo a la vista. Y no bastará con doblarlos en junio, sino que los demás resultados jugarán roles de importancia capital. Estos cálculos, que seguramente podrán ser antipáticos (“¿qué se creerá el periodista ese…?”), no por ello son los deseados. Son, más que travesuras, simples posibilidades que van en contracorriente del deseo popular.

Los cálculos con la selección venezolana son siempre inciertos, porque así son las características de sus jugadores; a veces son los mejores, otras los más descaminados sin que se sepa porqué. En esas los consigue esta parada: a las puertas del cielo, o a un salto de cantar aquella vieja canción que hablaba de olvidos y desamores; “Todo se derrumbó…”. Nos vemos por ahí.

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