Los Yankees pasaron los primeros episodios del Juego 3 de la Serie Divisional de la Liga Americana la noche del martes con la mirada puesta en el invierno: abajo por cinco carreras, el público impaciente, y otra decepción en octubre parecía tomar forma en tiempo real. Pero Aaron Judge cambió todo eso.
Frente al relevista Louis Varland en el cuarto inning, el capitán de los Yankees tuvo su momento emblemático en playoffs, girando sobre una recta adentro para disparar un elevado imponente que pegó en el poste de foul del jardín izquierdo. Fue un jonrón de tres carreras que empató el juego, borrando lo que había parecido una desventaja insalvable.
Una entrada más tarde, Jazz Chisholm Jr. conectó un cuadrangular en solitario que puso a vibrar de nuevo al Yankee Stadium, mientras el equipo local remontaba para una sorprendente victoria 9-6 sobre los Azulejos. Con la temporada en juego, los Yankees no sólo evitaron la eliminación: quizás se apoderaron del impulso de la serie.
“Cuando la pelota está en el aire, hay como un silencio. Hay mucha incertidumbre”, relató Judge. “Pero justo cuando golpea el poste, estoy mirando directamente a mis compañeros de equipo, todos esos muchachos que han estado batallando conmigo todo el año, luchando por este momento”.
El panorama era sombrío al inicio. El zurdo Carlos Rodón fue castigado con seis carreras, incluyendo el tercer bambinazo de la serie por parte del dominicano Vladimir Guerrero Jr. Toronto corrió con libertad en las bases durante un tercer inning de cuatro anotaciones que parecía sentenciar el partido, coronado por una barrida de cabeza de Davis Schneider en el plato tras un tiro retrasado de Chisholm.
Ernie Clement añadió un sencillo impulsor y el venezolano Anthony Santander disparó un batazo de dos carreras, mientras el carrusel ofensivo seguía girando –una imagen familiar en esta SDLA, en la que Nueva York había sido superado 23–8 en las dos primeras derrotas en suelo canadiense.
Los equipos tenían un historial de 0-38 en la postemporada cuando estaban abajo por cinco carreras o más y al borde de ser barridos en una serie de varios juegos. Entonces, ¿cuál era el ambiente en el dugout?
“Creo que algunos muchachos estaban molestos, hombre”, dijo el antesalista Ryan McMahon. “Creo que eso nos dio una sacudida y nos ayudó a enfocarnos”.
Pero los Yankees no se rindieron: fueron descontando. Judge conectó un doble impulsor y Giancarlo Stanton añadió un elevado de sacrificio en el tercer inning que recortó la diferencia a la mitad. Cuando Judge volvió al plato en el cuarto, escoltado por los cánticos de “¡M-V-P!” desde las gradas, el momento no podía ser más claro.
A diferencia del Juego 1 en el Rogers Centre, cuando se ponchó con las bases llenas y sin outs, esta vez respondió. Tras un elevado que dejó caer el antesalista Addison Barger y una base por bolas negociada por Trent Grisham, Varland le lanzó una recta de 99.7 mph alta y pegada en cuenta de 0-2 –un pitcheo que difícilmente esperaba que se convirtiera en jonrón.
“Hizo que un lanzamiento realmente bueno se viera muy mal”, dijo Varland.
Intentando guiar la trayectoria de la bola para que se mantuviera en terreno bueno, Judge se inclinó mientras la observaba curvarse en el aire –suspendida como si el tiempo se detuviera– hasta que golpeó el poste de foul. El Yankee Stadium estalló mientras Judge recorría las bases, envuelto en una mezcla de júbilo y alivio por parte del público.