En una época en la que las adaptaciones literarias parecen centrarse más en la espectacularidad que en la sustancia del material en el que se basan, ‘El nombre de la rosa‘ sigue siendo una de las más emblemáticas que se recuerdan. Estrenada en 1986 y dirigida por Jean-Jacques Annaud, esta película basada en la monumental novela de Umberto Eco consigue algo que parecía imposible: convertir un tratado sobre la Edad Media, la religión, la censura y el conocimiento en un thriller apasionante.
Con una ambientación sombría, una fotografía cargada de atmósfera y un guion que combina lo erudito con lo terrenal, la película nos atrapa desde el primer minuto. Y parte del mérito está en su protagonista, Sean Connery, que nos dejó uno de los mejores papeles de su carrera interpretando al franciscano Guillermo de Baskerville, una suerte de Sherlock Holmes medieval que intenta resolver una serie de misteriosos asesinatos en una abadía benedictina.
Un thriller con alma de clásico
Más allá del misterio, que podría haber sido el foco principal de cualquier otro director, ‘El nombre de la rosa’ es una obra sobre la obsesión por el saber y el poder del conocimiento. En su centro late la pregunta que tanto fascinaba a Umberto Eco: hasta qué punto la búsqueda de la verdad puede desafiar a la autoridad. Y cada pasillo oscuro de la abadía, cada manuscrito prohibido y cada palabra susurrada al oído refuerzan esa tensión entre la fe y el intelecto, entre la curiosidad y la condena.
La película se mueve entre géneros con una elegancia admirable. Es un whodunit, un drama histórico, una reflexión teológica y un retrato social de una época donde pensar distinto podía costarte la vida. Pero también es, paradójicamente, una película profundamente moderna. Su ritmo pausado, su tono sobrio y su crítica a la manipulación del saber resuenan tanto hoy como pudieron hacerlo en 1327, que es cuando transcurre la historia.
La dirección de Jean-Jacques Annaud se luce al recrear la claustrofobia del monasterio, con una paleta de grises y marrones que parecen absorber la luz, como si la razón misma se extinguiera dentro de esas paredes. Y a todo esto debemos añadirle la inquietante banda sonora de James Horner, que dota a la película de un aura casi litúrgica. Y en el corazón de todo, Connery, que brilla a través de un personaje que no solo observa, también duda y se equivoca.
‘El nombre de la rosa’ es un clásico que combina la intriga de ‘Los pilares de la Tierra’ con la densidad intelectual de Borges y la atmósfera gótica de un cuento de Edgar Allan Poe. Siempre vale la pena volver a perderse en su laberinto de libros prohibidos y secretos inconfesables, pero si queréis hacerlo en Netflix, será mejor hacerlo antes del 14 de octubre, porque será cuando la plataforma lo retire del catálogo. Aunque seguirá estando disponible en Movistar Plus+, Prime Video y Filmin.
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