Existen muchos museos de historia medieval, pero no todos están gestionados por humanos. Algunas han permanecido cerca de nosotros durante siglos gracias al buen hacer de los quebrantahuesos, pero no nos hemos dado ni cuenta. Sí, sí, los quebrantahuesos. Esta especie de buitre anida en los huecos de los acantilados y adora utilizar utensilios humanos para hacer más confortables los nidos. Dado que el ambiente fresco dentro de los oquedades de piedra es un conservador natural perfecto, estas aves han acumulado durante siglos una gran cantidad de objetos cuya observación puede llevarnos a hacer un interesante recorrido a través de la historia.
Es algo que ha comprobado recientemente un equipo de científicos españoles. Al analizar el interior de 12 nidos de quebrantahuesos abandonados en el sur de España, han encontrado una gran cantidad de tesoros.
Algunos son tan antiguos que pueden darnos datos sobre la historia medieval de nuestro país. Pero eso no es todo. También nos pueden indicar cómo han cambiado la flora y la fauna a lo largo de los siglos o incluso cómo ha evolucionado el uso de pesticidas. Son museos que han permanecido mucho tiempo desatendidos. Por suerte, ahora que sabemos de su existencia, puede que se encuentren otros muchos aún por explorar.
¿Por qué son tan interesantes los nidos de los quebrantahuesos?
Los quebrantahuesos anidan en huecos naturales en los acantilados. No son precisamente fáciles de encontrar, incluso para ellos. Por eso, los heredan generación tras generación. Esto lleva a que las sucesivas generaciones de quebrantahuesos mantengan habitable (al menos para ellos) la estancia durante siglos. No solo se encargan de llevar alimento para los polluelos. También colocan todo tipo de ramitas y objetos que hagan el lugar más mullido y confortable.
Si analizamos un nido de quebrantahuesos, lo que más encontraremos, para sorpresa de nadie, son huesos. Este es su principal alimento, ya que utilizan sus picos para llegar hasta la médula y absorberla con todos sus nutrientes.
No obstante, bajo esas montañas de huesos ya sin médula, podemos encontrar otros objetos o ramitas que fueron transportados allí por los quebrantahuesos a lo largo de generaciones.
Nidos convertidos en museos de historia medieval
El autor principal del estudio que se publicó recientemente, Antoni Margalida, dedica parte de su investigación a estudiar los nidos de quebrantahuesos. En los más actuales ha encontrado objetos fabricados por humanos, como cuerdas o trozos de tela. Estos hallazgos le llevaron a pensar que, quizás, podría haber objetos mucho más antiguos que los que se encuentran en la superficie.
Para comprobarlo se unió a otros científicos de distintos puntos de España y viajó al sur. Hasta hace un siglo, los quebrantahuesos se distribuían prácticamente por toda la península ibérica. Sin embargo, poco a poco sus poblaciones han ido decayendo, de tal manera que hoy en día solo son autóctonos en los Pirineos. Sí que se han reintroducido algunos ejemplares en Asturias y Andalucía, pero aún no están muy extendidos. Por ese motivo, la mayoría de nidos de quebrantahuesos andaluces están hoy en día vacíos y abandonados. No hay aves que perturben las investigaciones de los científicos, pero sí una gran cantidad de objetos para investigar.


Para empezar, los huesos son importantes
La mayor parte de los huesos que se encontraron en los 12 nidos de quebrantahuesos seleccionados eran de mamíferos ungulados. Esto permitió a los investigadores hacerse una idea de la fauna en dicha región a lo largo de los siglos. Generalmente, cuanto más profundos estaban los huesos más antiguos eran, pero eso no es lo único que se podía hacer para calcular la antigüedad de los objetos.
También se encontraron objetos de uso humano fabricados con materiales procedentes de seres vivos. Es, por ejemplo, el caso de unas sandalias de esparto o una pieza decorada con piel de oveja. Ese origen vivo permite que se pueda analizar su antigüedad muy bien por medio de la prueba del carbono-14. Así, se vio que las sandalias tenían 674 años y la pieza de piel 650. También se encontraron fragmentos de una cesta de 151 años. Y no podían faltar las armas. Por ejemplo, la punta de una flecha de ballesta, un trozo de lanza de madera y otro de una honda de esparto.
Los quebrantahuesos, sin saberlo, habían procedido a detener un poquito de cada periodo de la historia, siendo la más antigua la historia medieval.
También se pueden hacer estudios sobre pesticidas
En los nidos de quebrantahuesos se encontraron algunos cascarones de sus propios huevos. Dado que las hembras de esta especie ponen solo 1 o 2 huevos al año, se puede hacer un recorrido en la historia, año a año, y analizar la presencia de sustancias tóxicas, como los pesticidas, en el cascarón.


Los quebrantahuesos tienen mucho que enseñarnos. Sus nidos son una mezcla de museos y cápsulas del tiempo. Como diría una de las grandes figuras del interés por el patrimonio histórico español, ¿a quién no le va a gustar? Es un motivo más para luchar por la conservación de esta especie.