Sonará cliché, pero comenzó la época más bonita del año. Comenzó esa recta final que a los venezolanos particularmente nos sabe a béisbol, fiestas, familia, hermandad. Mi época favorita. Y esta temporada particularmente ha generado muchas expectativas, en primer lugar porque antecede al Clásico Mundial de Béisbol de 2026 y eso siempre le da al fanático la esperanza de ver en acción a sus grandeligas favoritos en algún punto de la competencia, por otro lado Miguel Cabrera ha dicho que jugará algunos compromisos con los Tigres de Aragua.

Esos dos ingredientes han hecho que las expectativas de cara a esta nueva contienda se eleven exponencialmente. Después de todo en el caso particular de Cabrera, que sin lugar a dudas es el mejor y más grande representante que hemos tenido en el llamado mejor béisbol del mundo, no juega en casa desde la temporada 2007-2008, hace 17 años. Lo vimos en 2023 en el Monumental Simón Bolívar participando como invitado en el Festival del Jonrón y entonces el estadio -que tiene una capacidad cercana a las 40.000 personas- se estremeció cuando se paró en el plato, imagínense lo que sucederá cuando esté en el José Pérez Colmenares de Maracay.

Sí, es cierto que todavía no se conocen las fechas en las que sucederá el esperado regreso, pero las expectativas son enormes desde ya. Lo mismo ocurre con la posibilidad de ver a los grandeligas venezolanos, pues cuándo se presentó oficialmente la temporada el presidente de la LVBP, Giuseppe Palmisano, dejó saber que el manager de Venezuela para el Clásico, Omar López, le había pedido el calendario para ver unas fechas posibles en la que sus jugadores pudiesen ver acción en el torneo. Esa pequeña declaración han aumentado las expectativas de cara al torneo.

Pero eso no es todo. Esta temporada se jugará en honor a David Concepción, “El Rey David”, que es -nada más y nada menos- el venezolano con la tercera carrera más larga en Grandes Ligas, 19 años, un registro que solo superan Omar Vizquel (24) y Miguel Cabrera (19).

Una carrera además en la que hizo de todo porque fue dos veces campeón de la Serie Mundial, fue convocado a nueve Juegos de Estrellas, ganó cinco Guantes de Oro, dos Bates de Plata e incluso fue MVP en una serie de campeonato.

Pero volviendo a lo que nos compete es necesario decir que David no solo tuvo actuaciones extraordinarias en MLB, sino que dominó a placer el béisbol venezolano, un béisbol para el que siempre tuvo tiempo, un béisbol que esperaba ansioso y en el cual disputó 23 temporadas, de 1967 a 1990. Recientemente nuestro historiador Carlos Figueroa repasó sus números y recordó que “El Rey” tiene en la LVBP un promedio vitalicio de .285 con 43 jonrones y 352 impulsadas. Fue además partícipe de los primeros tres títulos que ganó Tigres en la década del 70.

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