En solo una década, ha crecido un 3.000% y ha generado más de 200.000 empleos directos e indirectos en toda España. Hablamos del pistacho: el ‘oro verde’ que, pese al escepticismo inicial, ha cambiado de forma radical hectáreas y hectáreas del corazón del país.  Pero todo esto lo sabemos desde hace años. Lo que no sabíamos es que este boom agrícola iba a desembocar en toda una revolución agrotecnológica. 

El epicentro del «pistachotech». Con un 80% del pistacho español, Castilla-La Mancha ha dado un paso más allá para convertirse en el epicentro europeo de esta «ola tecnológica del pistacho»: desde portainjertos «de laboratorio» y nuevas variedades menos veceras hasta drones, riego de precisión y programas de insectos estériles. 

No obstante, lo más interesante no es eso. Como nos recordaban recientemente los premios Nobels, lo interesante de este boom tecnológico es el cambio cultural hacia un entorno agrícola innovador. Pero vayamos por partes.

¿Qué está pasando realmente en Castilla La Mancha? Como explicaba en Enclave ODS, Ángel Minaya (director de Agróptimum), la idea última es «controlar todo el proceso desde el origen: la semilla, el árbol, la gestión y, posteriormente, la industria». Eso ha llevado un grupo de investigadores, empresarios y productores a iniciar (muchas veces por separado) una auténtica revolución que va desde la genética a la organización insutrial.

Hablemos de la semilla… Esta ha sido una de las primeras batallas, durante años California ha liderado la creación de variedades con vigor y alta tolerancia a plagas, salinidades y bajas temperaturas. Y sitios como Cuenca han sido claves en su adopción generalizada. 

Son auténticos todoterrenos que, además, reducen la vecería (alternancia de cosechas) y mejran el ajuste de recolección que las variedades tradicionales. Producen más, de forma más estable y se recogen con menos recursos. 

…pero no solo es cosa de semilla. Lo cierto es que, aún teniendo la mejor semilla del mundo, el enfoque genético no es suficiente. Y lo es menos aún en zonas como España donde las tensiones hídricas y la presión de los procesos de desertificación están a la orden del día. 

Por eso, más allá de injertos y variedades, el riego y la nutrición de precisión, la fenología computerizada, los drones y sus nuevos sistemas de teledetección y la mecanización de la cosecha tienen un papel central en empujar al campo hacia una era tecno-digital que no acaba de cuajar. 

Hasta ahora. Y el mejor ejemplo de esto es la velocidad con la que el campo español está planteando poner en práctica técnicas de insecto estéril que, aunque no son aún plenamente necesarias por la juventud de las plantaciones, son el estándar de oro de la gestión de plagas. 

Una buena noticia. Al fin y al cabo, el pistacho depende de abrir y cerrar bien la ventana de cosecha y, sobre todo, de procesar rápidamente la cosecha. Sin una amplia infraestructura técnica e industrial, es misión casi imposible. 

Un ecosistema en pleno crecimiento. En un contexto en el que la agricultura necesita cantidades ingentes de ingeniería genética, automatización y datos en tiempo real, la configuración de un hub de alta tecnología en plena Castilla La Mancha es una excelente noticia. 

No solo parece una excelente herramienta para fijar población y desarrollar la España Vaciada, sino que empieza a configurarse como la gran oportunidad de la industria agrícola española para reinventarse

Imagen | Syed F Hashemi | Christopher Balz

En Xataka | El mejor pistacho, el de Madrid: así es como la capital de España quiere convertirse en la capital del fruto seco

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