Aunque no es igual de típico en todos los países, la tradición de dar besos bajo el muérdago está cada vez más extendida en Navidad. Otras veces se utilizan acebo u otras plantas navideñas, pero el modus operandi es siempre el mismo. Se coloca una ramita en alto, normalmente en el marco de una puerta, y quienes se besen tendrán buena suerte en el amor. En algunos casos se dice que si alguien se niega a hacerlo no se casará al año siguiente y la mala suerte recaerá sobre su persona. Aquí es importante remarcar que las tradiciones no hay que seguirlas a rajatabla y que para besar a alguien bajo el muérdago o en cualquier otro lugar hace falta su consentimiento. Sin coacciones supersticiosas.

Dicho esto, la historia por la que se dan besos bajo el muérdago es bastante curiosa. Tiene su origen en varias leyendas de distintas culturas y antigüedad, pero también en la realidad biológica de esta planta.

Y es que el muérdago (Viscum album) es una planta hemiparásita, responsable de la formación de plagas en algunos bosques. Esto llamó la atención de los druidas, que observaron que era capaz de florecer en invierno incluso en árboles aparentemente muertos. Aquella singular observación convirtió a la planta en símbolo de la fertilidad y, de ahí a la tradición de dar besos bajo el muérdago, solo hicieron falta unas pocas leyendas más.

¿Por qué es una planta hemiparásita?

El muérdago se considera una planta hemiparásita porque en realidad produce clorofila y, por lo tanto, puede llevar a cabo la fotosíntesis. Pero no lo suficiente para sobrevivir mucho tiempo. Por eso, mientras que en sus hojas se lleva a cabo la fotosíntesis, sus raíces absorben la savia de los árboles a los que parasita. De cualquier modo, no suele secarlos del todo, pues eso también supondría su propia muerte. 

En cuanto a su reproducción, es posible gracias a los pájaros, que llevan las semillas de un árbol a otro.

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El muérdago crece en las copas de los árboles. Crédito: Kreuzschnabel (Wikimedia Commons)

Lo que vieron los druidas

El muérdago florece y da fruto en invierno. Por eso llamó tanto la atención de los druidas. En una época en la que muchos árboles perdían sus hojas, esta planta que aparecía en todo su esplendor en los árboles moribundos les pareció un gran ejemplo de fertilidad. El problema es que los árboles estaban moribundos justamente por culpa de la planta. Pero eso parecía tener poca relevancia.

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