El cambio climático tiene muchos efectos imaginables y otros más difíciles de concebir. Por ejemplo, podría hacer que nuestros políticos se vuelvan mucho más simples. Es la conclusión de un estudio publicado recientemente por científicos de la Universidad Aarhus, en Dinamarca. En él, analizan el lenguaje de los parlamentarios de 8 países diferentes durante varias décadas y lo comparan con las temperaturas de cada momento. Así, se observa que, curiosamente, la complejidad del lenguaje de los políticos disminuye muchísimo a medida que aumentan las temperaturas.

Si has leído esto y no te ha surgido ningún chiste en la cabeza posiblemente no tengas alma. Pero lo cierto es que esta investigación tiene implicaciones bastante serias. Sus autores, señalan que esa simplicidad en el lenguaje de los políticos podría indicar una disminución de su rendimiento cognitivo. Obviamente, es aplicable a cualquier profesión, pero ellos son los que tienen que representar al pueblo y legislar, supuestamente para que tengamos un mejor país en el que vivir. Si las altas temperaturas disminuyen su capacidad para hacerlo con cabeza, estamos perdidos.

Es un estudio muy completo, en el que se han incluído más de 7 millones de discursos. Aun así, sus autores esperan poder ahondar en él, para comprobar cómo el cambio climático en general, y el calor en particular, pueden afectar a nuestro desempeño en el trabajo. Porque sin duda es peligroso que afecte a la cognición de los políticos, pero lo es aún más que altere el desempeño de, por ejemplo, médicos, maestros o electricistas. Sus trabajos nos dan salud, educación y luz. Si ellos no pueden pensar con claridad, sí que estamos perdidos.

Calor y cognición

Desde que el calor se ha convertido en un problema cada vez más serio, muchísimos científicos han centrado su investigación en comprobar cómo afecta eso a nuestro cerebro. Para empezar, se ha visto que las altas temperaturas pueden empeorar la evolución de pacientes con enfermedades neurológicas. Pero incluso en personas sanas pueden tener consecuencias problemáticas. Y es que nuestra cognición puede verse muy deteriorada por culpa del cambio climático y el calor. 

En 2023, un equipo de científicos de la Universidad de Yale publicó un estudio resultante de una investigación de 8 años de duración, en la que niños y adolescentes chinos tuvieron que contestar una serie de pruebas para evaluar sus habilidades cognitivas. Al comparar los resultados con los datos meteorológicos, se vio una relación significativa entre las puntuaciones bajas y las temperaturas elevadas.

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El calor puede afectar muchísimo a nuestras habilidades cognitivas. Crédito: Unsplash

Los datos concuerdan con los que se extraen de un estudio de 2021, en el que se analizaron las consecuencias para la salud del calor. Entre otras, se vio una disminución del rendimiento cognitivo. También concuerdan con otro estudio, realizado en 2016 y publicado en 2018, en el que unos científicos de la Universidad de Harvard analizaron el rendimiento cognitivo de los estudiantes que vivían en las residencias universitarias durante una ola de calor. Unos tenían aire acondicionado y otros no. Por eso, ambos grupos sirvieron para comparar y comprobar que, efectivamente, las altas temperaturas afectaron a su capacidad para resolver una serie de problemas proporcionados por los investigadores.

La simplicidad en el lenguaje de los políticos es solo un ejemplo más. Pero resulta muy ilustrativo de cómo de serio puede ser este efecto del cambio climático.

El lenguaje de los políticos como voz de alarma

En este estudio se analizaron 7 millones de discursos de parlamentarios durante varias décadas. Había un total de 28.000 políticos, procedentes de 8 países diferentes.

Para llevar a cabo el análisis, se utilizaron métodos computacionales muy novedosos, en los que se combinó el análisis automático del lenguaje de los políticos con los datos meteorológicos de cada país. 

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En el estudio se analizaron discursos de 28.000 políticos de 8 países. Crédito: August de Richelieu (Pexels)

Los resultados fueron muy significativos, pues el lenguaje de los políticos se volvió claramente más simple con el calor. Esto podría verse como algo positivo. Al fin y al cabo, un lenguaje más simple se entiende mucho mejor. Pero, en realidad, y teniendo en cuenta todos los estudios existentes sobre cognición y calor, está claro que la intención de esos parlamentarios no era hacerse entender. De hecho, no tenían ninguna intención concreta con ese cambio en su forma de hablar. Simplemente el lenguaje de los políticos fue un reflejo de lo mermadas que estaban sus habilidades cognitivas por el calor.

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