La NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA) y otras compañías espaciales de todo el mundo reportaron este domingo 1 de junio la que se ha catalogado como una tormenta solar severa. Se ha debido a un fenómeno conocido como eyección de masa coronal, que tiene lugar en el Sol y puede provocar perturbaciones en nuestros sistemas de telecomunicaciones. Es algo que ocurre con frecuencia, pero no es tan habitual que el fenómeno llegue a clasificarse como severo.

De hecho, en la escala kp, utilizada para medir la gravedad de este tipo de fenómenos, la tormenta de este 1 de junio se ha clasificado en nivel 8. El máximo de la escala es un 9, por lo que podemos hacernos una idea de la gravedad de la situación. Además, en la escala de gravedad de tormentas geomagnéticas se ha clasificado en nivel G4. De nuevo se sitúa al borde del máximo, ya que es una escala que va desde el G1 hasta el G5.

La Agencia Espacial Española ha señalado que, si bien en el momento de publicación de su informe la gravedad de esta tormenta solar severa había disminuido ligeramente, podría aumentar en las siguientes 24 horas. O sea, hoy. Por eso, se recomienda a los operadores de telecomunicaciones que estén atentos a posibles perturbaciones para tomar medidas lo antes posible si fuesen necesarias. De momento no ha ocurrido nada, pero no se puede descartar que llegue a haber alguna incidencia.

Un poco de física solar…

El Sol es una estrella compuesta mayoritariamente por hidrógeno. Alrededor de tres cuartas partes de su composición es de este elemento. En el resto podemos encontrar otros elementos, como el oxígeno, el carbono, el neón o el hierro. Todos ellos, en conjunto, se encuentran en estado de plasma. Es un estado de la materia similar al gas, en el que las partículas se encuentran cargadas.

Todas estas partículas cargadas se encuentran en constante movimiento alrededor del Sol. A veces con una mayor intensidad y otras veces más apaciguadas. Esos flujos de movimiento son lo que se conoce como actividad solar y siguen ciclos de unos 11 años en los que se asciende hasta llegar a un pico y se vuelve a descender hacia el punto de partida. No son 11 años exactos, por lo que no se puede saber cuándo ocurrirán los picos. Está claro que estamos en un momento de gran intensidad del ciclo actual. No hay más que ver las auroras boreales que se vieron en España hace apenas un año. Las auroras solo se alejan de los polos en momentos de gran intensidad en la actividad solar. Pero eso no es lo único que ocurre.

Cuando la actividad solar es muy alta se pueden producir llamaradas y, cuando es aún mayor, eyecciones de masa coronal. Normalmente, son fenómenos que van juntos, aunque las primeras son más comunes que las segundas. Una llamarada o erupción solar se produce cuando hay una liberación súbita de energía en forma de radiación electromagnética. Si esta es muy intensa, clasificada como nivel M o K, puede producirse una eyección de masa coronal, en la que también se libera una gran nube de plasma. En este caso, el fenómeno que acaba de tener lugar ha sucedido a raíz de una erupción solar de tipo M. Después llegó la eyección de masa coronal.

Todo ese conjunto de fenómenos energéticos en el Sol constituyen lo que se conoce como tormenta solar, que también puede tener varios niveles. Como hemos visto, la de ahora es una tormenta solar severa. 

¿Pero qué implica el desarrollo de una tormenta solar severa?

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Las auroras están relacionadas con al actividad solar. Crédito: Niilo Isotalo (Unsplash)

Una tormenta solar severa puede ocasionar alteraciones en redes eléctricas de alta latitud, perturbaciones en comunicaciones por radio de alta frecuencia, posibles errores temporales en sistemas de navegación por satélite y efectos transitorios en satélites en órbitas bajas debido al incremento de la densidad termosférica.

Nada de eso ha pasado de momento, pero no se puede descartar que ocurra en las próximas horas. De todos modos, lo normal es que todo pase sin que haya ninguna catástrofe ni nada parecido. Es importante que las compañías del área de las telecomunicaciones estén ojo avizor en las próximas horas, mientras que los astrofísicos analizan la evolución de la actividad solar. Más allá de eso, de momento no parece que haya nada que temer. Es normal que nos dé algo de respeto, teniendo en cuenta la racha de momentos históricos que nos ha tocado vivir, pero no parece que este vaya a ser otro. Lo que ha pasado es poco frecuente, pero no único, y normalmente nos pasa desapercibido. . 


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