Cuesta creer que Apple se haya unido tan rápido a la tendencia de los móviles ultradelgados. La empresa de Cupertino no se caracteriza por subirse rápido a todas las olas que emergen –la lenta expansión de Apple Intelligence o la demora en llevar la tecnología ProMotion a sus teléfonos no Pro son buenos ejemplos de ello–. Sin embargo, aquí estamos. Ahora mismo tengo en mis manos el que probablemente sea el iPhone más impresionante de los últimos años: el iPhone Air. No solo es el móvil más delgado que ha hecho Apple en su historia, también uno de los más especiales de todo el mercado.
En estos momentos, solo Samsung y Tecno (un fabricante chino con mucha presencia en Latinoamérica) tienen algo parecido, pero ninguno de ellos ha logrado alcanzar la delgadez del iPhone Air. Son 5,6 mm de grosor en un teléfono que, además, presume de un diseño muy resistente y de algunas especificaciones ‘Pro’.
Este modelo, además, supone una nueva categoría de producto dentro de la gama iPhone. Es la primera vez en la historia que Apple lanza un teléfono con el apellido ‘Air’. Hasta ahora, solo los Mac y iPad habían recurrido a tal nomenclatura. El patrón común entre todos ellos, evidentemente, es la delgadez —sobre todo en el caso del MacBook Air—, pero también cierta inferioridad técnica respecto a las versiones Pro y un precio, en mayor o menor medida, más asequible.


El iPhone Air, no obstante, sigue una premisa un tanto diferente. Sí, prescinde de algunas características del modelo Pro –e incluso de algunas que encontramos en el iPhone 17 estándar–, pero la rebaja en precio no es tan significativa como sí vemos, por ejemplo, entre el MacBook Air y el MacBook Pro. El iPhone Air sale a la venta por 1.219 euros en su versión de 256 GB, apenas 100 euros menos que el 17 Pro, pero 260 euros más que el iPhone 17.
Ese hecho deja bien claro que, aunque compartan apellido y delgadez, el planteamiento del iPhone Air no es exactamente el mismo que el de otros productos de la marca bajo la misma nomenclatura. Lo que hace que este móvil cueste 1.200 euros es un formato que, en sí mismo, supone una importante innovación en Apple. Y eso, además del precio, implica ciertos sacrificios.
A priori, de eso trata el iPhone Air: de sacrificar cámara, batería, experiencia multimedia e incluso el slot para la tarjeta SIM, así como de estar dispuesto a pagar los 1.200 euros que cuesta. Todo, a cambio de obtener el móvil con el diseño más sorprendente de los últimos años. Como usuario de un iPhone 15 Pro, dudaba sobre si merece la pena perder algunas de las características más importantes en los modelos de más alta gama a cambio de un aspecto tan especial como este. Ahora, después de un tiempo utilizando el Air, lo tengo bastante claro.


El iPhone más fino de la historia también es el más bonito
5,6 mm de grosor y 165 gramos de peso. Esas son las dos cifras que caracterizan al iPhone Air. Y aunque no lo parezca, es una diferencia abismal respecto al iPhone 17 Pro y sus 8,75 mm de grosor y 206 gramos de peso. No te das cuenta de lo fino que es hasta que no lo tienes en la mano, y no miento si digo que cualquier persona que lo hace se queda maravillada.
En mi caso, y después de probar decenas de móviles, la sensación de sostener y utilizar el iPhone Air no la he tenido con ningún otro teléfono; impresiona muchísimo. Es extremadamente cómodo y ligero, e incluso pese a su tamaño —porque lo cierto es que es bastante alto— no da esa sensación de estar sosteniendo un ladrillo.
El iPhone Air también es muy resistente, aunque a priori por su grosor y la polémica relacionada con los arañazos del iPhone 17 Pro, parezca lo contrario. Apple ha optado por unos marcos de titanio para el conjunto más duradero, y también ha reforzado el chasis e incluido una trasera de cristal con Ceramic Shield 2, la misma protección que encontramos en el frontal.
Con la sensación de durabilidad pasa exactamente lo mismo que mencionaba respecto al grosor: es imposible percatarte y sentirlo hasta que no lo tienes en la mano. Tiene una construcción sublime y unos acabados impolutos que se notan hasta en los estrechos botones que se incluyen en el marco de titanio.
Hablando de botones, al Air no le falta ninguno: Apple ha tenido espacio suficiente para colocar el control de cámara que debutó con los iPhone 16, así como el botón de acción. Eso sí, no hay espacio para un componente clave, el slot para tarjetas SIM. La firma ha optado por lanzar una única versión con e-SIM. Por tanto, si por algún casual quieres hacerte con este modelo, primero tienes que comprobar si tu operador admite las tarjetas SIM virtuales y, si no es el caso, cambiarte de compañía.
Y si te estás preguntando cómo es posible que Apple haya hecho un diseño así de fino, la clave es la reubicación de algunos de los componentes más importantes del iPhone. Estos ahora se posicionan en la zona superior, junto con el módulo de cámara, dejando así mucho más espacio para la batería. Esto, aunque no se vea, supone un ejercicio mayúsculo desde el punto de vista de la ingeniería. La placa base del móvil ocupa menos que un dedo. Literalmente.
El iPhone Air no es solo ultra delgado y resistente, también es extremadamente bonito. Me atrevería a decir que es uno de los mejores diseños que he visto jamás en un iPhone. Su delgadez, ese módulo de cristal que sobresale ligeramente de la trasera, las esquinas redondeadas y el bisel en un acabado cromado, crean una combinación perfecta entre elegancia y sutileza, que es lo que más ansío en un móvil.
Este excelente acabado se complementa con una pantalla Super Retina XDR de 6,5 pulgadas con una resolución de 2.736 x 1.260 píxeles, lo que aporta una densidad de 460 píxeles por pulgada. Se trata de la primera vez que encontramos una pantalla de estas dimensiones en un iPhone, y es, en mi opinión, simplemente perfecta. Un punto intermedio para aquellos que las 6,9 pulgadas se le hacen demasiado grande, y las 6,3 algo pequeñas para ver contenido.
Además, la pantalla del iPhone Air tiene exactamente la misma densidad de píxeles que el resto de modelos, así como el mismo brillo típico de 1.000 nits, con hasta picos de 3.000 en exteriores. Por supuesto, también integra tecnología ProMotion, que es capaz de adaptar la tasa de refresco de 1 a 120 Hz. Es, en resumen, una pantalla con una nitidez increíble, un brillo excelente y esos pequeños extras –como True Tone– que siempre elevan la experiencia de uso.


Una pizca de ‘Pro’ para el nuevo iPhone Air
Apple parece haber querido compensar las ausencias del iPhone Air con una característica que, desde hace algunos años, era exclusiva de los modelos Pro. En efecto, el iPhone Air cuenta con el chip A19 Pro, el procesador más potente de la compañía, que llega con una CPU de 6 núcleos, una GPU de 5 núcleos con aceleradores neuronales y un Neural Engine de 16 núcleos. Apple afirma que, en líneas generales, el A19 Pro es un 40 % más rápido que la generación anterior y es capaz de procesar mejor aquellas tareas relacionadas con la IA.
En mi experiencia, el A19 Pro se ha comportado de maravilla en este iPhone Air. Su rendimiento es excelente inclusive en tareas exigentes relacionadas con la edición de vídeo o juegos con gráficos muy exigentes; iOS 26 se mueve con total fluidez y sin ningún tipo de corte o lag destacable.
Estos buenos resultados también se reflejan en las pruebas de rendimiento a través de GeekBench, donde su CPU ha conseguido una puntuación de 3.713 en un solo núcleo y 9.497 en los test multinúcleo, así como 38.088 puntos en la prueba de la GPU. Es una diferencia sutil respecto a la CPU del A18 Pro, con 8.406 puntos, pero bastante importante respecto a la GPU, con 32.681 puntos en el SoC modelo del año pasado.




Si bien este tipo de pruebas no determinan el rendimiento real del dispositivo y la puntuación puede variar en según qué escenarios, es una buena forma de entender la diferencia en términos de rendimiento de este nuevo A19 Pro frente a su competencia. Y tanto el test como los resultados en base a mi experiencia, han demostrado que el nuevo procesador de Apple es, sin ninguna duda, el mejor SoC en un móvil hasta la fecha.
Es importante mencionar, eso sí, que el iPhone Air no está equipado con el nuevo sistema de gestión térmica con cámara de vapor que tiene el iPhone 17 Pro, y he de decir que en momentos puntuales he notado su ausencia. Cuando el teléfono lleva un tiempo ejecutando tareas un tanto exigentes —por ejemplo, la descarga simultánea de aplicaciones o exportación de contenido—, tiende a calentarse ligeramente justo en la parte inferior de la cámara.
Y si seguimos con las ausencias, el iPhone Air tampoco cuenta con algunas de las prestaciones de los modelos Pro que son posibles gracias a su procesador. Dicho modelo no tiene el USB-C 3 que sí vemos en el 17 Pro, o que incluso los 16 Pro del año pasado tienen. Asimismo, tampoco incluye algunas funcionalidades relacionadas con la grabación de vídeo.


La batería del iPhone Air no es como esperaba
Es hora de hablar del elefante en la habitación: la batería. Junto con la resistencia del diseño, es uno de los puntos que más preocupación genera. Es de sentido común que un móvil tan fino no tenga una batería de gran capacidad; sobre todo teniendo en cuenta que Apple ha preferido no optar por una batería de silicio de carbono (que permite una mayor densidad energética en un espacio más pequeño) y mantener una de iones de litio. Al final, el espacio es lo que es, e incluso Apple ha tenido que sacrificar algunos componentes, como el slot para la tarjeta SIM, para intentar lograr una autonomía que sea, al menos, más que suficiente para la mayoría de usuarios.
Técnicamente, el iPhone Air tiene una batería de unos 3.149 mAh que permite unas 27 horas de reproducción de vídeo. Es una cantidad inferior a las 30 horas del iPhone 17 y las 37 horas del iPhone Pro Max, pero iguala a los datos del iPhone 16 Pro. Ahora bien, ¿cómo se comporta en el día a día?
Lo cierto es que la autonomía del iPhone Air es mejor de lo que me esperaba. Puede que no sea tan buena como la del iPhone 17 o los modelos Pro, pero con un uso normal, he podido llegar al final del día con aproximadamente un 10 %, algo que ni siquiera esperaba.


En escenarios complejos, evidentemente, este poco margen de maniobra se nota. Durante un viaje, por ejemplo, no tuve más remedio que pasar por el cargador sobre las 17:00 de la tarde, así que tal vez para aquellos que hagan un uso muy intensivo no sea suficiente.
Para estos casos, Apple ha ideado una solución: una nueva batería MagSafe diseñada exclusivamente para este modelo que permite aumentar la autonomía hasta las 40 horas, superando en conjunto al iPhone 17 Pro Max (el de mayor batería). Es una buena idea, sobre todo teniendo en cuenta que el diseño de la batería también destaca por su delgadez, y puede ser útil para aquellos momentos en los que necesitemos un push de autonomía. Ahora bien, son 100 euros de accesorio, lo que incrementa el precio total del dispositivo en 1.316 euros. En mi opinión, es más sensato optar por una batería de un fabricante de terceros con el mismo sistema MagSafe, aunque la de Apple tenga un diseño ciertamente redondo.
Curiosamente, donde he encontrado una de las mayores decepciones del iPhone Air no ha sido en la batería, sino en el sonido. Otro de los varios sacrificios que he comentado en esta review es el del altavoz en la parte inferior, que se ha eliminado por completo para dar espacio a la batería. A cambio, contamos con un solo altavoz en la parte superior. No tenemos sonido estéreo y los bajos apenas se perciben. El sonido mejora cuando subimos el volumen, pero está muy por detrás, incluso, de móviles Android de 500 euros.


Una cámara sublime. Exacto, solo una
En este diseño tan fino y bonito, nuevamente, solo hay espacio para una cámara. Apple ha incluido exactamente el mismo sensor principal de 48 megapíxeles que vemos en el iPhone 17, un sistema de cámara Fusion que, según la propia compañía, es capaz de funcionar como varias cámaras en una. Por una parte, tienen razón, pues el sensor es capaz de tomar fotografías con una distancia focal equivalente a los 26 mm (el que vemos en todos los móviles), otra equivalente a 28 mm (1,1 aumentos), otra de 35 mm (equivalente a 1,4 aumentos) y un zoom 2x. Todo ello, además, permitiendo ajustar la resolución en 12, 24 hasta 48 megapixeles en algunos casos.
Sea como fuere, solo hay un sensor. Y qué sensor. La cámara del iPhone Air es una gozada, con resultados muy buenos en prácticamente cualquier escenario. Al disparar a 24 mpx —ya que el sensor, aunque es de 48 megapixeles, puede aplicar pixel binning (un sistema que agrupa varios píxeles para mejorar la calidad en resoluciones menores)— se pueden obtener imágenes nítidas, con un detalle impresionante y colores muy bien calibrados.




Estos excelentes resultados son posibles, en gran medida, gracias a una mejora en los algoritmos encargados de realizar el procesado de dichas imágenes. Hay una diferencia notable en la gestión del balance de blancos, que ahora genera tonos más precisos en comparación con los iPhone de generaciones anteriores. La exposición está mucho mejor medida y, además, se aprecia una mayor naturalidad en los detalles. Esto se mantiene en tomas con baja luminosidad o en fotografía nocturna, donde incluso se pueden conseguir fotos increíbles sin necesidad de activar el modo noche.


Las imágenes con el zoom 2x —que, recordemos, no es completamente óptico—, también son muy buenas cuando las condiciones lumínicas son aceptables. Sin embargo, en entornos más oscuros, como en interiores, el ruido empieza a aparecer y los tonos ya no son tan precisos como en el caso de las fotografías sin zoom. No obstante, puede ser una opción atractiva para las fotografías en modo retrato (si por casualidad queda alguien que todavía lo utilice).
Hablemos de la cámara frontal, porque también hay mejoras importantes. La de este Air, como la del resto de modelos de la familia iPhone 17, ahora es de 18 megapixeles, aunque la mayor novedad es que cuenta con un sensor completamente cuadrado que aporta una serie de ventajas, incluyendo un modo de Encuadre Centrado.




Ahora, y gracias a la forma de este sensor, la cámara frontal es capaz de modificar el campo de visión ajustando los píxeles en posición horizontal o vertical para tomar fotografías apaisadas incluso sin necesidad de rotar el iPhone. Lo hace de forma automática, cuando detecta que hay varias personas en la foto y que estas no entran en el encuadre. No obstante, también es posible cambiar la posición mediante un nuevo botón que aparece en la app de cámara.
Más allá del nuevo modo de encuadre, los resultados con la cámara frontal son muy buenos, tanto en detalle como en color. De nuevo, ese balance de blancos tan pobre y poco acertado ha desaparecido. Ahora se muestran tonos muchos más naturales, con menos ruido y con una mejor exposición.
Apple también ha incluido la prestación de encuadre centrado para las videollamadas que ya hemos visto en el iPad y Mac, y que funciona de maravilla. Otra función interesante es el vídeo dual, que permite grabar de forma simultánea con la cámara frontal y trasera, y que si bien funciona genial, apenas he usado un par de veces.
Respecto a la grabación de vídeo, el iPhone Air permite grabar en 4K hasta 60 FPS con muy buenos resultados. No obstante, por alguna razón, no alcanza los 120 FPS de los modelos Pro. Tampoco cuenta con vídeo en Modo Cine ni ProRes, pese a que el procesador lo permite.
En definitiva, la cámara del iPhone Air es sublime. Pero he de reconocer que he echado mucho de menos el ultra gran angular que tanto utilizo en mi día a día, y por supuesto también ese zoom en formato óptico que tanto agradezco cuando grabo vídeos en un concierto. De hecho, he perdido la cuenta de las veces que he hecho el amago de pasar al 0,5x para hacer una foto o un vídeo. Es, probablemente, el mayor sacrificio de este iPhone para mí, aunque comprendo que para aquellas personas que solo buscan hacer fotografías puntuales, una sola cámara de tan buena calidad puede ser suficiente.
¿Merece la pena el iPhone Air?


El iPhone Air es un teléfono con un diseño impecable, un rendimiento excelente, una pantalla increíble y una cámara muy solvente. La batería ha sido toda una sorpresa (positiva), aunque soy consciente de que no es, ni de lejos, la mejor en un móvil. Y utilizarlo durante el día a día ha sido una experiencia; tanto para bien, como para mal.
Comenzaba la review del iPhone Air destacando que es un móvil lleno de sacrificios a cambio de un diseño que —y no exagero— es impresionante. Personalmente, no estoy dispuesto a rechazar todo esto que incluso mi iPhone 15 Pro de hace varios años tiene, por el móvil con el mejor diseño que ha hecho Apple. No a este precio.
Pagar 1.200 euros por un móvil cuyo atractivo es que es fino no es una opción sensata teniendo en cuenta el resto de modelos de la familia 17. Por un poco más tienes un iPhone 17 Pro con una cámara mucho más completa, batería para aburrir y un sonido estupendo. Por 260 euros menos, tienes el iPhone 17 base con una cámara algo más versátil que la del Air, una pantalla igual que la del Pro y un rendimiento que sigue siendo excelente.
Sí, la experiencia de usar el iPhone Air no la encuentras en ningún otro móvil, me atrevería a decir que ni siquiera en el Galaxy S25 Edge, pues este tiene un diseño bastante menos atractivo pese a que también destaca por ser muy delgado. Pero es demasiado caro.
Las únicas personas que deberían optar por comprar un iPhone Air son aquellas que buscan tener lo último de lo último en un móvil, independientemente de cuál sea el coste o el sacrificio. Los mismos que no se pensaron dos veces comprar un plegable cuando acababan de llegar al mercado. O los que hace más de una década se compraron el primer MacBook Air –antes de madurar lo suficiente como para ser el estándar de la industria–.
En cualquier caso, el iPhone Air es la mejor demostración de lo que Apple puede hacer en cuanto a hardware, y no debemos olvidar que es la primera generación de una nueva línea de teléfonos que, si persiste, mejorará a lo largo de los años. Nos vemos en 2026, iPhone Air.