Si bien en un principio se negó a hacerlo, finalmente la Consejera de Sanidad de la Junta de Andalucía, Rocío Hernández, ha dimitido a causa del escándalo relacionado con los retrasos en la notificación de los resultados de los cribados de cáncer de mama. No es para menos. Miles de mujeres han recibido tarde los resultados de las mamografías o directamente no se les ha llegado a notificar en ningún momento. Muchos de estos resultados eran positivos, por lo que han requerido tratamientos más agresivos. Además, se han notificado al menos 3 fallecimientos que podrían tener relación con este suceso.
Este, lógicamente, es un error gravísimo. El cáncer de mama es uno de los que mejor pronóstico tienen hoy en día, siempre y cuando se diagnostique lo antes posible. Esa es la misión de los cribados mediante mamografías. Pero si los resultados de esas mamografías no se envían nunca, como ha sucedido en Andalucía, no sirven de nada. Las pacientes se quedan tranquilas, pensando que si no les ha llegado nada significa que todo está bien. Sin embargo, el tumor sigue creciendo, volviéndose cada vez más peligroso.
No se puede saber exactamente cuánto tarda un tumor en diseminarse y aumentar radicalmente su gravedad. Depende de muchísimos factores. Pero sí que está claro que estos retrasos han sido un peligro para la salud de las mujeres y que la dimisión de la consejera es lo mínimo que se puede hacer al respecto.
¿Cómo varía la gravedad del cáncer de mama con el tiempo?
No hay una cifra de oro con la que se pueda calcular exactamente el dañado provocado por el retraso en los cribados de la Junta de Andalucía. Solo sabemos que cualquier retraso es peligroso y que se ha jugado con la vida de las pacientes. Dicho esto, la gravedad del cáncer de mama depende de muchos factores.
En primer lugar, depende del tipo de cáncer, el grado y la etapa en la que se encuentre. Un cáncer de mama puede ser invasivo, cuando puede extenderse al tejido conectivo circundante, los ganglios linfáticos y otras áreas del cuerpo, o no invasivo, cuando no se extiende más allá de los conductos o lóbulos del seno.
Por otro lado, hay 3 grados, dependiendo de su velocidad de crecimiento. El de grado 1 es más lento y el de grado 3 el más rápido.
Además, a medida que crece, va variando su etapa. En la etapa 0 aún no es invasivo, en la I sí que es invasivo ya, pero todavía tiene un tamaño reducido y se encuentra cerca del sitio en el que se formó. A continuación llega la fase II, donde el tumor es algo más grande y puede que se haya diseminado a los ganglios linfáticos. En la fase III el tumor es más grande y ya se ha diseminado al menos a un ganglio linfático, quizás a varios, pero aún no a otros órganos. Finalmente, en la fase IV ya se ha diseminado a otras partes del cuerpo, como los huesos, los pulmones, el cerebro o el hígado.


Cuanto más se retrasa el diagnóstico, más probable es que se haya avanzado en estas etapas. Por eso, lo que ha ocurrido en Andalucía con las mamografías de los cribados supone un grave peligro. Algunas mujeres han recibido sus resultados dos años tarde y les ha supuesto avanzar varias etapas con respecto al momento en el que realmente se llevó a cabo el diagnóstico. Eso ha requerido tratamientos y cirugías más agresivos. Además, parece ser que al menos en 3 casos las consecuencias han sido fatales.
¿Cómo afectan los retrasos en las mamografías de los cribados?
Ya hemos visto que el principal factor que aumenta la gravedad del cáncer de mama con el paso del tiempo es el paso de una etapa a otra. Eso ocurre a medida que el tumor crece y/o se disemina. La cuestión es que la velocidad a la que pasa todo esto depende de muchos factores.
Por ejemplo, el cáncer de mama suele crecer más rápido en mujeres jóvenes o que aún no han pasado por la menopausia. También depende del tipo de cáncer de mama que sea. Por ejemplo, el conocido como triple negativo crece muy deprisa. Y, por supuesto, la genética tiene mucho que ver. Hay mutaciones en concreto, como las relacionadas con el gen HER2, que pueden dar lugar a un cáncer de mama que crece mucho más deprisa.


De nuevo, todo esto hace imposible calcular con exactitud cómo afectaron los retrasos en el cribado a las pacientes andaluzas. Pero incluso el más mínimo retraso, en el más favorable de los casos, supone una praxis nefasta y una gran falta de respeto.
Las excusas de la Junta de Andalucía no sirven
El problema de los retrasos en los cribados de cáncer de mama se lleva denunciando desde principios de 2024. Con las primeras denuncias no se tomaron las medidas necesarias, por lo que la situación, lejos de mejorar, fue a peor. Ha sido necesario que todo salte a los medios de comunicación para que la Junta de Andalucía tome medidas. Pero, incluso al principio, intentaron quitarle hierro. Al principio, señalaban que solo eran 3 o 4 casos. Incluso si solo hubiese sido así, no eran casos, eran vida. Pero pronto se supo que eran miles de “casos”. Entonces se señaló que, cuando el diagnóstico es dudoso, no se informa a la paciente para minimizarle la ansiedad.


Esto último, lejos de tener sentido por el simple hecho de que tampoco se hizo nada para confirmar o descartar los casos dudosos, infantiliza a las pacientes y se salta a la torera uno de los principios fundamentales de la bioética: el de autonomía. Los pacientes tienen derecho recibir información en todo momento y, además, poder tomar decisiones sobre su situación. Tapar el sufrimiento de las mujeres con ansiedad es una estrategia tan antigua como injusta. Lo que ha ocurrido en Andalucía es muy grave y se deben tomar medidas., porque velar por un gobierno que protege la salud de sus ciudadanos no es política. Es justicia.