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Desde que se inventara la rueda, el ser humano se ha preguntado cuál era la velocidad máxima que podía conseguir si la incorporaba a otro artilugio. Como pregunta recurrente, a lo largo de la historia hemos visto carreras de coches a vapor, motos a reacción o bicicletas a 272 km/h.
Bicicletas a 272 km/h…
Espera.
¿Qué?
Sí, has leído bien. Bicicletas a 272 km/h.
Si la pregunta es «por qué». La respuesta es: puedes dejar de leer. ¿Por qué? Porque nadie en su sano juicio se pregunta por qué alguien ha decidido que era buena idea subirse a una bicicleta y ponerse a semejante velocidad. Porque la respuesta es tan absurda como el hecho en sí mismo. Porque la respuesta es: porque sí. Porque se puede.
La verdadera pregunta es: ¿cómo lo han hecho?
Sencillo y muy peligroso
Cuando se habla de alcanzar velocidades extremadamente altas con una bicicleta, solo hay dos caminos: confiar en la aerodinámica pura y dura o atar una bicicleta a otro vehículo. Y para las dos opciones hay dos Record Guinness.
La primera opción ya la contamos en su día. Es un reto en el que se lleva trabajando desde principios del siglo pasado. En este caso, el ciclista puede pedalear y se aprovecha de que otro vehículo le corta el viento. Primero se hicieron pruebas en velódromos utilizando motocicletas para marcas el paso. Finalmente, hasta Porsche participó en un intento. Primero en los años 70 y luego llevando a una bicicleta por encima de los 200 km/h protegida detrás de un Porsche Cayenne.
El segundo caso es de Elias Schwärzler, un ciclista especializado en descensos de montaña que ostenta el Record Guinness de velocidad de «bicicleta remolcada». En este caso, el ciclista no pedalea, sólo se deja llevar por otro vehículo que lo tira de una acuerda. Eso sí, en este caso la bicicleta tampoco sufre ningún tipo de modificación ya que lo habitual en el primer caso es hacer cambios para generar más desarrollo a la hora de pedalear, ganar «batalla» entre las ruedas y por tanto estabilidad o aligerar el conjunto.
En este caso, Schwärzler no hizo nada de esto. Aquí lo único que se hizo fue subir a este austriaco a una bicicleta de montaña, atarle a una Honda CBR1000RR y lanzarle hasta el final de una recta del circuito de Lausitz-Ring. El récord, explican desde Record Guinness, lleva vigente desde 2022 en el que se llevó cabo la prueba pero el ciclista no alcanzó la velocidad esperada.
La intención de Schwärzler era llegar hasta los 300 km/h a los que está limitada esta motocicleta con origen en la competición. Para ello, había hecho sus propias pruebas porque no terminaba de confiar en que los neumáticos aguantaran la presión. Sin embargo, el verdadero problema fue el viento. Y es que éste soplaba con fuerza de cara lo que impidió que la motocicleta pudiera arrastrar a la bici a los 300 km/h deseados antes del final de recta.
Una vez la curva está próxima, el piloto suelta la goma que lo engancha con la bici de montaña. A partir de ahí, simplemente Schwärzler se deja llevar. Explicaba que como las condiciones de viento eran tan malas, su intención fue adquirir la mejor aerodinámica posible pero una vez lanzado ya no podía hacer ningún movimiento.
En su canal de Youtube se pueden ver todos los detalles del reto.
Al final, tuvo que conformarse con una velocidad punta de 272 km/h.
Foto | Elias Schwärzler
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